El balompié mexicano, reino de impunidad, afirma
Jueves 29 de octubre de 2020, p. a11
El caso de José Antonio García, ex integrante de Pumas y quien no puede caminar ahora, es un ejemplo contemporáneo de la manera como los empresarios del balompié ven al jugador
, además de que no sólo le falló el club, sino también sus compañeros y la Asociación Mexicana de Futbolistas (AMF), dijo José María Chema Huerta, ex presidente del disuelto Sindicato de Futbolistas Agremiados de México (FAM).
Es una mancha más al tigre de las injusticias del futbol mexicano
, lamentó Huerta, quien hace años logró formar un sindicato de jugadores el cual fue enterrado por directivos de la Liga Mx.
“Toño García demuestra de nueva cuenta la necesidad de un sindicato, no de una asociación civil como lo es la AMF, dirigida por Álvaro Ortiz, la cual no tiene la fuerza colectiva para solucionar un problema tan grave como éste”, dijo molesto por los atropellos permitidos durante décadas
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José Antonio García reveló hace unos días que se encuentra incapacitado para caminar debido a una negligencia por parte de directivos de Pumas. El futbolista necesita-ba de ciertas cirugías por un problema en la cadera, pero el tratamiento no fue el adecuado, además el plantel le retiró su apoyo cuando se encontraba en un momento crítico de salud.
Huerta recordó que ha habido casos similares en la Liga Mx, donde los jugadores tienen que abandonar las canchas por temas médicos, como lo vivió hace 20 años el ex integrante del Atlas César Andrade tras sufrir un accidente automovilístico y perder una pierna.
En ese entonces se pasó la charola para ayudarlo, lo cual no era lo adecuado, y hasta ahora sigue sin haber un fondo de ahorro para respaldar a los futbolistas en esas situaciones
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Indicó que aunque los jugadores “laboran bajo esquemas especiales, con grandes salarios, no dejan de ser trabajadores, deben estar inscritos en el seguro social, tienen derechos y obligaciones. En el caso de Toño García, si hubo una negligencia por parte del club, deben asumir su responsabilidad”.
El problema es la desunión de los futbolistas, la cual ha sido inducida
por los directivos, consideró Huerta. Ahora los jugadores están más cómodos, se han aburguesado, cada quien defiende su parcela, cambiaron un salario oneroso para aceptar el silencio, pero deben recordar que nadie tiene garantías y es tan responsable el culpable como el que calla
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Destacó que al ser el balompié un microcosmos de la sociedad, ojalá el presidente Andrés Manuel López Obrador mirara lo que pasa en este deporte, para hacer una transformación en esta área, donde reina la impunidad, falta el equilibrio con un sindicato para negociar, porque el jugador también es un trabajador
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