Tragedia y rescate
oy nos enfrentamos a una tragedia mundial de salud, de vida y de daños económicos demoledores, que implican más de un millón 300 mil muertes, junto con una contracción en la economía global que va del -3 al -10 por ciento de pérdidas totales en ese sector y que ha tenido un costo, hasta el momento, de alrededor de un trillón de dólares, según cifras del Foro Económico Mundial; a lo cual hay que agregar el factor sicológico que se expresa en la interminable feria de acusaciones, imputaciones y descalificaciones políticas y electorales que tanto ha irritado y deprimido a la población; mientras, el mundo entero está en espera de su salvación, mediante una vacuna que parece estar a punto de llegar, en condiciones de distribución y aplicación que van a demandar una logística que puede ser lenta, complicada e incompleta.
En esas catastróficas circunstancias en las que todos se inculpan, se reclaman y se hunden en la angustia, sin que exista hasta la fecha un diagnóstico serio y bien fundado sobre los orígenes, las causales y los responsables de lo ocurrido en esta trágica realidad que ahora nos abruma, tal situación nos obliga a buscar soluciones viables e inmediatas que nos permitan empezar a recuperar lo perdido, hasta donde ello sea posible, enfrentando esta crisis demoledora que no tiene paralelo en los últimos tiempos, y para lograrlo debemos plantear prioridades y estrategias rápidas y efectivas, al menor costo posible, a fin de reanimar la vida comunitaria, el crecimiento económico y la ocupación laboral, utilizando la planta productiva con la que ya se cuenta.
Es ahí donde aparece el factor turístico, como motor de arranque y de empuje que históricamente se ha probado a nivel global, como ya ocurrió en España y en Francia al finalizar la Segunda Guerra Mundial, cuando ambas naciones pudieron sortear una de sus crisis económicas y sociales más profundas gracias al turismo, que hoy sigue siendo vital para ellas.
Ese sector productivo tan importante, que ha sufrido durante la pandemia la caída más profunda en su actividad en México (-43 por ciento), también puede ser el área de crecimiento que más pronto se recupere, a partir del momento en que la población mundial que ha estado confinada por el Covid-19 obtenga su libertad de movimiento y salga a recuperar su capacidad de recreación y trabajo.
En esas circunstancias, la situación privilegiada de nuestro país, por su vecindad con Estados Unidos y Canadá –con flujos turísticos de la más alta importancia en el mundo–, nos permitirá entrar a esa competencia en condiciones muy favorables; sustentándonos en el inmenso atractivo de nuestras playas y litorales, así como en el clima inigualable en buena parte del país, y en los grandes tesoros culturales, artísticos y geográficos que México posee.
A todo lo anterior hay que añadir la capacidad hotelera y de servicios que ha venido creciendo en nuestro país a través de los años y que puede competir satisfactoriamente con cualquiera de los destinos del mundo entero; aunado a ello, la calidez de sus prestadores de servicios, la extraordinaria variedad gastronómica y las magníficas comunicaciones internacionales, complementan este cuadro tan promisorio y atractivo que puede convertirse en nuestra tabla de salvación económica inmediata, siempre y cuando se puedan superar los siguientes obstáculos:
El principal consiste en la inseguridad en los destinos turísticos del país, que es consecuencia de las actividades del crimen organizado y del narcotráfico, siendo éste el punto clave que se debe atacar de inmediato, mediante acciones muy concretas de prevención y seguridad en cada localidad, que realmente protejan al turismo y a los habitantes de esos territorios.
Otro aspecto negativo que debe ser erradicado es la corrupción vinculada a las actividades turísticas, visible en las mafias de transportistas y taxistas, entre quienes manejan servicios recreativos náuticos y de todo tipo, así como en las bandas que extorsionan en esas localidades a través del llamado derecho de piso
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También es indispensable contar con un estricto control sanitario de alimentos, de pureza del agua y de limpieza ambiental, en un marco de inspección de nivel internacional.
La infraestructura urbana, la seguridad en las carreteras y los accesos viales a los centros turísticos significan igualmente temas básicos en este rescate.
Es indispensable tener muy claro que el crecimiento del mercado que necesitamos promover sólo se habrá de dar en un entorno de calidad internacional y competitividad que debe igualar a lo que ya existe en los grandes territorios de absorción turística como son Hawai, Miami, Puerto Rico, el Caribe y los grandes destinos culturales e históricos de los países europeos.
La oportunidad coyuntural que nos puede favorecer y la relación costo beneficio en este rubro económico son inigualables, siempre y cuando se cumplan los requisitos que ese mercado demanda. ¡Vale la pena intentarlo!