De 24 años de edad, la teniente Ana Karen Andrés Rodríguez comanda a 33 elementos del Batallón de Infantería de Marina número 16, en Puerto Vallarta, Jalisco.

Es una de seis mujeres integrantes de este destacamento de la Secretaría de Marina (Semar) que egresaron de la Heroica Escuela Naval Militar (HENM), quien narra que tuvo que ganarse su lugar en esta corporación, mayormente masculina, venciendo a sus compañeros en competencias como la del tiro con pistola.

Atraída desde niña

La teniente Andrés afirma que la inquietud de pertenecer a las fuerzas armadas le surgió desde niña, cuando presenció uno de los desfiles militares por el Día de la Independencia, en la Ciudad de México, de donde es originaria.

Cuenta que al ver marchar al personal de la Secretaría de Marina me llamaba mucho la atención ver el uniforme que portaban, yo quería algún día ser parte de ese desfile.

Sin embargo, no fue hasta que estaba por terminar la preparatoria cuando se informó e la existencia de la HENM, y de la carrera de ingeniería en hidrografía, a la cual se apuntó.

La hoy infante de marina recuerda que, siendo la única mujer de dos hermanos, siempre fue muy intrépida, por lo que su familia apoyó sus propósitos, aunque le advirtieron de lo difícil del reto académico.

Dos mujeres y 29 varones

No obstante, logró pasar los exámenes de admisión y ser una de las únicas dos mujeres, de entre una generación de 29 marinos.

Su entrenamiento incluyó una estancia en las instalaciones del Marfornorth, con instructores de cuerpo de Marines del Comando Norte de Estados Unidos.

También su participación en los ejercicios navales multinacionales Tradewinds, junto con marinos estadunidenses y de República Dominicana, donde superó a sus compañeros varones en las prácticas de tiro con pistola.

Después de años de estudio y esfuerzo, la teniente Andrés cumplió con su anhelo infantil: Me siento muy orgullosa de pertenecer a esta honorable institución y el poder cumplir mi sueño de desfilar en el Zócalo de la Ciudad de México el 16 de septiembre y sentir cómo la gente grita y aplaude, pensando que hace unos años yo estaba ahí.