A poco más de cinco semanas de la toma de la sede del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) por parte de la comunidad otomí residente en la Ciudad de México, ayer se realizó la tercera mesa de negociación a las afueras del organismo en la cual las autoridades entregaron una propuesta de metodología, un calendario de seis mesas para desahogar en esa misma cantidad de semanas.

Adelfo Regino Montes, titular del INPI, señaló a La Jornada que están a la espera de que la comunidad lo analice y nos haga llegar su punto de vista. La propuesta es tener una mesa cada martes. La primera sería de vivienda y derecho a la ciudad; la segunda, de salud y alimentación; la tercera, de trabajo y justicia; la cuarta, de educación y cultura; la quinta, sobre la problemática del poblado queretano de Santiago Mexquititlán, y la última madre tierra y megaproyectos.

Sobre esto, Filiberto Margarito Juan, concejal del Congreso Nacional Indígena (CNI) y el Concejo Indígena de Gobierno (CIG), así como representante de la comunidad otomí residente en la capital mexicana, expuso que no estamos de acuerdo con la propuesta entregada por el gobierno local y federal e informó que hoy a mediodía se dará la postura en conferencia de prensa en la sala de juntas de la sede tomada del INPI.

Por la tarde de ayer, la comunidad otomí, el café Zapata Vive y la Coordinación Metropolitana Anticapitalista y Antipatriarcal, así como el CIG, conmemoraron, desde la sede tomada del instituto, los 37 años del surgimiento del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

Al grito Hombro con hombro, codo con codo, zapatistas, zapatistas somos todos; Chiapas, Chiapas no es cuartel, fuera el ejército de él; Vivan las comunidades del EZLN y Viva la comunidad otomí, exigieron autonomía y repudiaron los megaproyectos del gobierno, porque aseguraron que sólo les arrebatan las tierras a los pueblos originarios.

Tras recordar que el presidente Andrés Manuel López Obrador en campaña ofreció la revocación de mandato si no había resultados, destacaron que los pueblos que estamos aquí para exigirle su renuncia, porque no son capaces de escucharnos ni entendernos. Lo único que pedimos es nuestra autonomía como pueblos originarios y repudiaron que nos quiten nuestra lengua, nuestras aguas, que nos quiten nuestros cerros.

Aseveraron que ni antes ni ahora los gobiernos los escuchan. A 37 años, la comunidad otomí está aquí en el INPI, donde decimos que tenemos esa rabia, tenemos que expresarle al gobierno que ya basta de tantas imposiciones y de tantas mentiras, por el Tren Maya, el Corredor Interoceánico, la refinería Dos Bocas y el proyecto de Santa Lucía.