esde ahora hay indicios de que en este decenio de los años 2020 se acentuarán las expresiones de un orbe multipolar en un contexto de riesgos existenciales de guerra nuclear y deterioro climático tornándose abrupto y potencialmente irreversible. Es una constelación de creciente complejidad ante drásticos cambios en la ecuación mundial de poder en lo estratégico-militar, ambiental y comercial. La tendencia a la heterogeneidad ocurre en el contexto de la pandemia del coronavirus, de ferocidad no registrada desde la pandemia de la gripe de 1918-1922. En sí misma, es expresión de lo delicado y volátil del momento, porque el virus irrumpe en momentos en que la humanidad enfrenta riesgos existenciales catastróficos: por ejemplo de un ataque a Irán, intensificándose a un conflicto mayor con devastadores impactos sobre la población y el ingreso a un umbral de irreversibilidad en el deterioro bioclimático que ya es calificado de emergencia climático-ambiental en el planteo inicial de recomendaciones del grupo de trabajo unificado Biden-Sanders.
En el momento de la redacción de este artículo todavía persiste el inusitado y peligroso bloqueo del presidente Donald Trump a colaborar en una transición fluida y pacífica del mando presidencial en EU, del magnate saliente a Joe Biden, el presidente recién electo luego del triunfo electoral del demócrata junto a la senadora de California Kamala Harris, primera mujer que llega a la vicepresidencia de EU.
En medio de esta tensión epidemiológica y poselectoral, The New York Times informó en artículo de Eric Schmitt et al, (16/11/20) que, en una reunión en la Oficina Oval con sus principales asesores, Trump les preguntó si contaba con opciones para desplegar en las próximas semanas un ataque contra el principal almacén de material nuclear de Irán.
Se agregó que la reunión se dio un día después de que inspectores internacionales informaron de aumentos significativos de material nuclear.
El NYT indica que los consejeros senior lograron persuadir al presidente de no proseguir con un ataque militar. Entre esos consejeros el vicepresidente, Mike Pence; el secretario de Estado, Mike Pompeo; el secretario de Defensa interino, Christopher Charles Miller, y el jefe del Estado Mayor Conjunto, Mark Milley. Todos le advirtieron que un ataque contra blancos militares de Irán podría fácilmente intensificarse en un conflicto mayor en las últimas semanas de la presidencia del señor Trump
(textual): ”(they/) warned that a strike against Iran’s facilities could easily escalate into a broader conflict”. Algo semejante advirtió Fidel Castro hace una década en un análisis de la intensificación bélica hacia una guerra global iniciado desde un ataque contra Irán (Ver M. Chossudovsky, La globalización de la guerra, Club de Periodistas de México, 2017).
Nadie olvide que Trump anunció el 8 de mayo de 2018 el retiro unilateral e inexplicable de EU del Joint Comprehensive Plan of Action (JCPOA) para frenar el desarrollo nuclear de Irán, un plan que se aceptó a condición del cese de las unilaterales sanciones económicas impuestas por EU. Además, en todas las inspecciones realizadas por la ONU se consigna que Irán cumplió con todos los parámetros exigidos por los expertos asignados.
Después del retiro de EU, Trump restableció y acentuó las sanciones con graves impactos sobre la población y la economía de Irán. Al persistir cuando la pandemia arrecia, Trump desestabilizó y rompió con el solemne compromiso firmado por Irán, Alemania y los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU.
Creó el problema y ahora contempla ataques a Irán, arriesgando la ruta hacia una guerra regional/global desde Oriente Medio, un ambiente de alta volatilidad por la vasta y compleja infraestructura petrolera y de gas (oleoductos, gasoductos, instalaciones de bombeo, plantas de enfriamiento, etcétera), desplegada en países del Golfo Pérsico, en decenas de miles de kilómetros cuadrados y a las orillas del estrecho de Ormuz, por donde transita alto porcentaje de los combustibles fósiles de los que todavía depende la economía mundial.
Los cambios se suceden velozmente. Van de lo militar a lo comercial. El 15 de noviembre la agencia noticiosa Afp informó sobre la firma de la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por sus siglas en inglés) un sorprendente acuerdo comercial asiático que está integrado por 15 países, 10 de ellos del sureste de Asia junto a China, Japón, Corea del Sur, Nueva Zelanda y Australia. Cabe mencionar la ausencia de India, poco dispuesta a abrir su mercado a las mercancías baratas de China
, según la nota. No se menciona el papel de la ideología del gobierno del primer ministro Narendra Modi, de estrecha amistad con Donald Trump. Entre las ventajas prácticas de la RCEP se menciona la reducción de costes y tiempo para las compañías al unificar los requisitos para todos los países miembros. Aunque el pacto debe ser ratificado, entrará en vigor el próximo año
.(Ibid).
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