La Pulquería Insurgentes, en riesgo de desaparecer
s evidente la difícil situación capitalina por el incremento de contagios y muertes a causa del Covid. Entre otras medidas para controlar el rebrote de la epidemia, el gobierno de la Ciudad de México decidió, sin explicación alguna, cerrar de nuevo cantinas, bares y antros (habilitados como restaurantes) desde el fin de semana pasado y, a partir de este viernes, se impondrá una absurda ley seca supuestamente para evitar más contagios. Debido a lo anterior, muchos espacios tendrán que cerrar sus puertas quizá definitivamente, dejando sin trabajo a cientos de trabajadores. La mayoría de estos recintos hicieron un gran esfuerzo para abrir de nuevo después de varios meses cerrados a causa de la pandemia. Lo que no queda claro es la decisión de sólo cerrar los lugares cuya licencia es de bar o de los llamados antros, sin considerar que muchos de ellos habían cumplido con las estrictas medidas de sanidad que el Invea impuso a estos recintos para obtener un permiso como restaurantes y, en contraparte, hay restaurantes con poca ventilación, nulas medidas sanitarias y espacios saturados de comensales, además de que también venden bebidas espirituosas (hace unos días hubo una confrontación con los propietarios de un lujoso restaurante de mariscos que fue clausurado por el Invea a causa de una concurrida fiesta). La Pulquería Insurgentes, cuya terraza fue convertida en un restaurante, cumple con todas las condiciones solicitadas por las autoridades sanitarias, con pocas mesas, respetando los horarios restringidos y, sobre todo, con una ventilación mucho más segura que varios restaurantes de la zona (fue inspeccionada en cuatro ocasiones en no más de dos meses y obtuvo las más altas calificaciones otorgadas por esa instancia verificadora), sin olvidar que ha tenido una intensa y propositiva vida cultural. Por lo anterior, resulta injusta e ineficiente esta medida que sin ninguna consideración deja sin trabajo a muchas personas que apenas se estaban recuperando de la peor crisis económica que vive nuestro país. Uno se pregunta ante tan apresuradas medidas, ¿de qué sirve entonces el Invea? Con cubrebocas y a la sana distancia, pedimos a Claudia Sheinbaum que reflexione en torno a esta equívoca decisión.
Nuevas publicaciones
La industria editorial ha sido muy castigada durante esta pandemia, varias editoriales han desaparecido y hasta las más poderosas han visto mermadas sus ganancias (según la Cámara de la Industria Editorial, este rubro ha mermado sus ganancias hasta en 40 por ciento); además, las librerías que ya abrieron van recuperando muy lentamente a su clientela. Sin embargo, de manera milagrosa, las pequeñas editoriales independientes se han atrevido a publicar nuevos títulos que se distribuyen a través de redes sociales y con entregas de casa en casa. Es el caso de la editorial Moho, que publicó hace un par de meses la novela prima del irredento escritor Adrián Román: La piedra de las galaxias. El mismo Negro Román ha habilitado un diablito para recorrer diversos barrios de la ciudad como una pequeña librería ambulante, en donde se pueden adquirir también los libros de la editorial Salario del miedo, que comanda el escritor JM Servín, quien también ha publicado un nuevo libro ya en días de pandemia; se trata de No te dejaremos ir, donde se reúnen 11 escritoras, quienes narran el Centro Histórico. Participan: Diana Gutiérrez Pérez, Karen Chacek, Gilma Luque, Brenda Ríos, Ivonne Reyes Chiquete, Bibiana Camacho, Norma Lazo, Julieta García González, Georgina Hidalgo Vivas, Luisa Iglesias Arvide y Scarlett Lindero. También desde hace un mes se distribuye en Facebook el libro conmemorativo por los 32 años de la revista Generación, Los poetas beats en Gener ación. Todos estos títulos se pueden conseguir a través de las redes sociales.
Templos de salud y periódico La dosis
También durante estos días infames están circulando los números recientes de dos publicaciones emblemáticas: el especial de cantinas Templos de la salud, de la revista Crónicas y leyendas mexicanas, que dirige el incansable Germán Argueta (con colaboraciones de verdaderos expertos en el tema, como el poeta Víctor M. Navarro) y La dosis (el periódico de la comunidad sicoactiva), cuyo número 23 apareció hace unos días. Esta publicación es dirigida por Carlos Zamudio, mejor conocido como el Doctor Cannabis. También se encuentra ya en la imprenta la revista Cáñamo, que edita de manera heroica Leopoldo Rivera Rivera. Por cierto que por esos días el Senado promete por fin destrabar la legislación mediante la cual será legal al menos la portación y consumo recreativo de la llamada planta amiga.