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Del Toro y Hogan invitan a sumergirse en lo ilógico e inexplicable con su nuevo libro de terror moderno

En la primera entrega, los autores presentan cuatro historias escritas de forma fresca e innovadora

Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Viernes 27 de noviembre de 2020, p. 8

Especialista en temas fantásticos y sobrenaturales, si el cineasta mexicano Guillermo del Toro fuera un personaje creado por él mismo, con seguridad una de sus características principales sería la de transformarse en distintas personas, tarea que ha realizado muy bien en su faceta creativa.

Comenzó su carrera como maquillista de efectos especiales, después debutó como director con Cronos y, a partir de allí, comenzaron sus constantes transformaciones. Ha sido, entre otras cosas, un maestro mezclando la fantasía con lo sobrenatural en La forma del agua, El laberinto del fauno y El espinazo del Diablo. Llegó a terrenos de la animación con su versión stop-motion de Pinocho y en el campo de las series de televisión con 10 After Midnight o The Strain levantó la mano.

El oficio de escritor lo ha desempeñado en colaboración de escritores como Cornelia Funke (El laberinto del fauno), Daniel Kraus (Trollhunters) y Chuck Hogan (La trilogía de la oscuridad).

En estos días, gracias a una nueva colaboración con Hogan y a la traducción de Daniela Rico y Alberto Chimal, he visto a Del Toro en una de sus más singulares transformaciones: la de un escritor que mezcla la novela policiaca, la paranormal y la de fantasmas, tendencia que se puso de moda a finales del siglo XX gracias a la iniciativa de Joseph Sheridan Le Fanu.

Retoman bases del relato de fantasmas

Con Las cintas de Blackwood vol. 1 (Alianza de Novelas, 2020), Del Toro y Hogan retomaron las bases del relato de fantasmas y ficción extraña contemporánea haciendo evolucionar los viejos espectros vengativos de la tradición gótica hacia los modernos detectives del FBI. Una delicia para los amantes de los investigadores de lo oculto, como Martin Hesselius, de Le Fanu; Van Helsing, de Bram de Stoker; Thomas Carnacki, de William Hope Hodgson; Sherlock Holmes, de Arthur Conan Doyle; sin dejar de lado a John Silence, de Algernon Blackwood, autor inglés que presta su nombre para el cazador de demonios Hugo Blackwood, creado para esta aventura por el dueto Del Toro-Hogan.

Al igual que los personajes literarios antes convocados, Hugo Blackwood es un consultor de lo paranormal. Con la ayuda de la detective novato Odessa Hardwike y del experimentado Earl Salomon, el lector conocerá las aventuras y vida de este misterioso personaje, poseedor de sorprendentes e implacables poderes deductivos y forenses, así como una compleja personalidad consistente en una singular combinación de asceta, científico, experto en ciencias ocultas y religiones.

Estructura ingeniosa

El primer volumen de la antología Los seres huecos presenta una estructura ingeniosa, pese a su aparente sencillez. Cuatro son las historias que hay que seguir en esta entrega, en primer orden está la historia de Odessa Hardwicke, cuya vida da un giro de 180 grados al dispararle a su compañero, el agente Walt Leppo. Por otro lado, está la de Hugo Blackwood, un experto en leyes que representaba, en 1592, los intereses del filósofo ocultista John Dee y que después de una mal lograda ceremonia de esforomancia la vida les cambió para siempre. También está la vida de Earl Salomon, uno de los primeros agentes afroestadunidenses del FBI que en los años 60 fue asignado a un caso de linchamiento asociado a rituales de santería en el área del Delta del Misisipi. Finalmente, está Obediah, uno de los cuatro seres huecos que Blackwood persigue.

Foto
▲ Portada de la obra, en la que los autores toman un hecho real y lo vuelven ficción.

Presentados de manera alternada, cada uno de los hechos enunciados se entrelazan y van rellenando, como la carne y la piel, a un esqueleto, una historia más general.

La ficción es una verdad aderezada con mentiras

Los seres huecos es una historia de terror con tintes policiacos, en un trasfondo que contempla un sistema de creencias representado, sólo parcialmente, por un retorcido y moldeado sistema de creencias para propósitos dramáticos.

Guillermo y Chuck toman un hecho real, el robo de tumbas en Nueva Jersey con fines ocultistas, y lo convierten en una pieza de ficción, por esta razón se puede decir que la novela es una ficción y, como muchas de ellas, es una verdad aderezada con mentiras para crear una sensación o una atmósfera cuya regla para atrapar al lector es: en un pueblo pequeño se cometió un pecado, lo que deriva en la aparición de un monstruo y un vengador que castiga o perdona según la comprensión que haga del pecado.

Es una brillante y bien meditada pieza de terror moderno. Ambos autores escriben con un ángulo tan fresco e innovador que parece como si estuviesen inventando el género. Todo funciona en esta primera entrega de su antología: los personajes, las situaciones y resolución de los conflictos. Nos encontramos ante una obra hecha para mantener junto a la cama. Una lectura ideal para cautivar a todo lector amante de la weird fiction o ficción extraña.

Excelentes cualidades literarias

La gran fuerza del relato presentado reside en su asombrosa ambientación, lograda con una calmada y calculada perfección, en un in crescendo sumamente efectivo que logra convertir a todos los elementos que rodean a los personajes en una amenaza, velada, pero imposible de ignorar. Los protagonistas son conscientes de que de pronto, casi sin darse cuenta, han entrado en una región extraña y durante el desarrollo del relato entenderán, también, que nada es una coincidencia.

Los elementos surrealistas, transgresivos, la ciencia, la ficción histórica, un poco de sátira política y fantasía urbana se congregan en esta obra para entregar una proyección de ciudades y personas que se mueven en lo irracional y extraordinario.

Los seres humanos nos enfrentamos de diversas formas a lo desconocido. Algunos necesitamos probetas y ciencia, otros imágenes, otros orar hacia determinado lugar. Con esto en mente, Guillermo del Toro y Chuk Hogan supieron cocinar su más reciente libro: por un lado, pareciera que estamos ante una serie de televisión tan sólida como True Detective; por el otro, y gracias a que ambos se conocen muy bien las convenciones de la narrativa de ficción extraña, supieron integrar traficantes de droga, líderes y predicadores religiosos, ceremonias paganas bajo un mismo techo y con enorme eficacia narrativa que mantiene al lector absorto, hipnotizado e incluso abducido hacia el interior de un remolino de sueños, deseos y vidas enormemente cautivadoras. Con esta entrega, lo que nos piden sus autores es desprendernos del sentido común y del escepticismo, y nos invitan a sumergirnos por un momento en lo ilógico e inexplicable.