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El mexicano es necio, justifican clientes

La alerta sólo quedó en invitación y de nuevo abarrotaron el Centro

Comerciantes ocuparon calles que no estaban vigiladas y torearon operativo

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▲ Ofertas de cualquier tipo se ven en los negocios de Venustiano Carranza, que de plano se extendieron hacia las aceras, donde compiten con los ambulantes. Cada año este mes es de los más esperados por los comerciantes, aunque con el coronavirus esperaban una baja en sus ventas.Foto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Domingo 29 de noviembre de 2020, p. 31

La alerta al límite para pasar al rojo del semáforo sanitario no tuvo eco para detener a miles de capitalinos que salieron en busca de una oferta decembrina en la afamada zona comercial del Centro Histórico.

A espaldas de los edificios del gobierno federal y local, calles, aceras y negocios se abarrotaron sin control ni orden. La gente caminaba en todas direcciones, una tras otra se encontraron de frente, se rozaron, chocaron y se golpearon; parecían no recordar que mantener la sana distancia es la principal defensa contra el contagio del Covid-19 y que en este repunte se empiezan a llenar los hospitales.

Los locatarios extendieron sus negocios hasta la vía pública y los vendedores ambulantes toreaban a los policías que realizaron el operativo de seguridad que se anunció: mientras los efectivos vigilaban calles como Soledad, Regina, La Santísima y Corregidora ellos con su mercancía a cuestas se apoderaron de Correo Mayor, República de Uruguay y de El Salvador.

La estrategia para evitar la propagación de la pandemia se perdió. En los puntos de control y filtros de ingreso, que semanas atrás reportaban largas filas, entre la aglomeración apenas se veía a los trabajadores del gobierno de la ciudad y de seguridad con su pequeño letrero por medio del cual solicitaban portar cubrebocas.

Sara y Joel, dos adultos mayores, con paso lento recorrieron Regina en busca de nochebuenas y flores secas para decorar su hogar por la Navidad; la pareja de ancianos consideró que el uso de cubrebocas era suficiente para evitar contagios.

Los gritones, como ha sido costumbre, llamaban al cliente: árboles de Navidad desde 98 pesos, carteras en 20, chamarras en 100; ¡pásale, barato y bonito!, se escuchaba sobre la calle del Carmen y había respuesta, la gente corría a ver la mercancía sin importar dónde cayeron las gotículas del pregonero ante el impulso por llamar la atención.

Octavio Terán, maestro de albañilería, visita seguido las ferreterías de Regina; para el hombre de 52 años es una necesidad surtirse de herramientas en esa zona porque hay de todo, pero consideró que el mexicano es necio y cuando le dicen no hagas algo lo hace más. No vamos a entender si no es a la fuerza o nos agarra el coronavirus.

A pesar de que el comercio callejero en el Centro Histórico se ha reducido por las restricciones en la comercialización a consecuencia de la emergencia sanitaria, la saturación de calles sigue por la visita de personas que llegan de diversas entidades.

La muchedumbre se apoderó también de Tacuba, 5 de Mayo, Madero, 16 de Septiembre y Palma, donde está la oferta de tiendas deportivas y ropa casual, así como de zapaterías y restaurantes que incluso llegan más allá del Eje Central.

El Centro es el Centro, comentó Samuel Juárez, quien aseguró que con pandemia o sin ella la gente siempre buscará algo ahí: Si no quieren que se junte no habrá otra más que cerrarlo.