Lunes 7 de diciembre de 2020, p. 14
Para los vecinos de las colonias que rodean a la Basílica de Guadalupe el veto a las peregrinaciones este 2020 alterará radicalmente sus viejas costumbres de ayudar y dar auxilio a los devotos, aunque por primera vez no sufrirán la invasión en sus banquetas y calles que durante esos días incluso les impedían entrar o salir de sus casas y estacionar sus autos.
Pero los extrañarán. Son barrios antiguos, con familias ocupando por generaciones las mismas casas y con costumbres arraigadas en torno al 12 de diciembre. A instancias de parroquias cercanas o por voluntad propia, preparan comida para los viajantes, les entregan agua o café por las noches; también se organizan para darles cobijas y ropa.
Así, a lo largo de la calzada de Guadalupe, en colonias como la Industrial, Peralvillo, Vallejo y Estrella existe una fraternidad manifiesta que, sin embargo, se ha modificado por las condiciones de inseguridad, aunque no se elimina la ayuda al peregrino.
Pero otros agradecerán el silencio: las mascotas.
Sometidas esos días a los cuetes, esta vez al menos, no recibirán los tranquilizantes que desde hace años entregan brigadas de veterinarios para paliar la afectación que les provoca el ruido.