Son alrededor de 6 mil
Sábado 10 de abril de 2021, p. 8
Ciudad de México. Las penurias asociadas con la pandemia obligaron a muchas antiguas trabajadoras sexuales a reanudar esa actividad años después de haberla dejado, ahora con más peligros y manteniendo relaciones en automóviles o incluso en las aceras al no haber hoteles disponibles.
Claudia, quien como otras trabajadoras sexuales entrevistadas pidió ser identificada sólo por su primer nombre, dejó de trabajar en la calle hace una década, tras casarse con un antiguo cliente. Pero cuando su esposo perdió el trabajo al comenzar la pandemia, la pareja se atrasó cuatro meses en el pago del alquiler de su departamento.
La única solución que se le ocurrió a Claudia fue volver a trabajar en las calles. Fue una entrada para comer, para pagar la renta. Fue lo que me obligó a regresar después de diez años
, explicó Claudia, quien ahora debe sólo un mes de alquiler. Es duro regresar y ver de nuevo tantas compañeras de mi época, volver a lo mismo
.
Laura, una mujer transgénero de 62 años que empezó a trabajar en las calles de la Ciudad de México hace 40, libra una batalla diaria para dormir bajo un techo. Si consigue algún cliente, tal vez saque lo suficiente para pagar un hotel barato esa noche. De lo contrario, duerme en la calle.
A veces no tienes dinero para comer. Tal vez puedas comer una vez al día
, reveló Laura. Respecto al peligro de contraer el coronavirus, dice: me encomiendo mucho a Dios y me siento segura porque procuro ser limpia
, usando desinfectantes.
Las cosas son más duras para las trabajadoras sexuales de cierta edad como Laura porque hay miles de jóvenes que se han visto obligadas a ejercer el oficio por la pandemia, que forzó el cierre de restaurantes, tiendas y otras fuentes de empleo.
Elvira Madrid, quien dirige una organización llamada Brigada Callejera de Apoyo a las Mujeres, dice que su grupo contabilizó 15 mil 200 trabajadoras sexuales en la Ciudad de México en agosto, casi el doble de las que había antes de la pandemia.
La sorpresa fue que aumentó el número de compañeras
, expresó Madrid. Hay trabajadoras en cada esquina, es impresionante
.
Madrid calcula que 40 por ciento son trabajadoras sexuales que habían dejado el oficio y que se vieron obligadas a regresar. Otro 40 por ciento son nuevas en la profesión y 20 por ciento son mujeres que ejercen el oficio ocasionalmente.
También amas de casa
Muchas de las nuevas son meseras que nunca habían trabajado como trabajadoras sexuales
, señaló Madrid. Y también hay madres solteras, la gran mayoría empleadas de tiendas comerciales, de ropa, de cosméticos” que perdieron sus trabajos.
“Lloraban porque decían ‘esto yo no lo quiero, pero tengo que llevar de comer a mis hijos’”, expresó Madrid. Pero es el otro 20 por ciento el que nos impresionó más. Señoras, amas de casa que lo hacían por 50 pesos, para comprar comida. Muchas no se protegían (usando condones)
.
Las restricciones impuestas por el virus forzaron el cierre de muchos hoteles y otros aumentaron los precios que cobran a las trabajadoras sexuales. A veces ellas ganan apenas tres o cuatro dólares por cliente.
A pesar de la escasez de clientes, de que cobran menos y de los riesgos que corren, miles de mujeres no ven otra alternativa para sobrevivir. Muchas veces, sin embargo, regresan a sus casas, donde las esperan familias hambrientas, sin haber generado ingreso alguno.