Sábado 24 de abril de 2021, p. a12
Partido por un rayo.
El devenir tomó formas de infortunio, la desazón trabó las naves.
El mundo vive desazón.
Aún así, suena la música.
...‘Till We Meet Again se titula el nuevo disco de Geethali Norah Shankar Jones.
Hasta que el mundo nos ordene.
Hasta que la vida diga.
El nuevo álbum de Norah Jones compendia su carrera en 14 canciones grabadas en vivo, en distintos puntos del planeta en una vida anterior, cuando no vivíamos infortunio.
Ella, Norah, fue una de las primeras en manifestarse frente a la mala fortuna: creó su serie de conciertos cada martes en la sala de su casa y los transmitía en la web.
Seria, abstraída, preocupada, disertaba en su teclado. Divagaba. Y así creó momentos de gran belleza.
La belleza siempre es la respuesta ante el horror.
Como ella, otros lunáticos se aferraron a la esperanza: Yo-Yo Ma lanzó sarabandas desde casa con su violonchelo Stradivarius, y luego, desde el punto de vacunación donde resultó inoculado.
Celebridades celebran ceremonias cíclicas en circunspección: el pianista Igor Levit se lanzó a la tienda de chácharas electrónicas de su barrio, en Berlín, la mañana posterior a la noche en que tomó la decisión de hacer conciertos en su casa, él solo, con su piano, y transmitirlos por Twitter, sin saber siquiera cómo se graba y se transmite por esa musaraña o red social.
Así, los músicos de maneras diferentes hacen frente al infortunio. Los integrantes de la mejor orquesta del planeta, la Filarmónica de Berlín, se someten a exámenes periódicos PCR para continuar su temporada de conciertos, sin público: un acto conmovedor en sí mismo: enfrentar el silencio.
El sábado pasado protagonizaron un hito: el gran Zubin Mehta, oriundo de India, los dirigió sentado, debido a su avanzada edad, en una lectura inolvidable, para la historia, de la Novena Sinfonía de Bruckner.
En el intermedio, luego de dirigir en la primera parte del concierto una partitura del místico Messiaen, repitió a punto de romper en llanto la palabra despedida
.
Abschied, el vocablo alemán, significa despedida. Según los más conspicuos musicólogos (acuden al rescate Les Luthiers), Bruckner escribió su Novena Sinfonía a manera de despedida y Zubin Mehta sigue a pie juntillas la especie quizá pensando en la suya propia. Lo que vivimos el sábado fue la ceremonia del adiós, una lectura impresionante de la más potente, impactante, monumental, mística, espiritual y lúdica de las sinfonías que se hayan escrito en la historia entera.
El concierto del sábado 17 de abril 2021 queda como un referente. Quienes en el futuro hablen del músico oriundo de India, Zubin Mehta, deberán rendir reverencia a lo que hizo el sábado anterior: un acto sagrado.
El mundo, partido por un rayo, presenció desde sus pantallas en casa de qué manera Mehta giró las indicaciones como jamás lo había hecho en su vida: solamente con la mirada, mientras los ojos del público frente a sus pantallas estallaban en lágrimas.
Así está el mundo. Así transcurre la vida de conciertos.
Y Norah Jones lo sabe y por eso decidió dar la batalla de manera diferente: como todavía nos falta mucho para regresar a la vida de conciertos, revisó las grabaciones de su vida y seleccionó las 14 canciones que la representan.
Comienza el disco con el silencio en penumbras, iluminado de súbito por el chicotazo de un contrabajo acústico, algo así como una versión actualizada de la metáfora pinkfloydiana: delicate sound of thunder. Otra vez, el rayo.
La pieza se titula Cold, Cold heart, y es un clásico de Hank Williams. La primera frase en piano es un glissando velocísimo, a manera de: aquí estoy, yo soy.
Es Norah Jones.
Pianista fuera de serie, cantante singular, reúne como pocas personas tantos talentos en una sola humanidad: ulula, cantila, canta como sirena, entona himnos solemnes con voz tersa, grave, terciopelo y seda. Hace sonar las vocales como las escribió Rimbaud:
A noir, E blanc, I rouge, V vert, O bleu: voyelles
y celestial, marina, ulula:
U, cycles, vibrements divins de mers vivides.
Tiene voz oriunda de India, con tintes antillanos; es tersa, húmeda, misteriosa. Y eso la hace irresistible.
Sus disquisiciones en el teclado son invenciones infantiles, matemáticas avanzadas, intrincados acertijos, discursos muy fluidos, claros y certeros.
La obra reunida de Norah Jones es un tratado de supervivencia y esperanza, una clase magistral de resistencia y tenacidad.
Su nudo dramático es la desdicha amorosa pero el desarrollo de su trama es la esperanza. Anhelo, caída, felicidad conseguida, caída, dicha, caída, sosiego, caída, vuelo, caída. Aprendizaje. Aprendizaje de vuelo. Lo que David Gilmour puso en versos así:
A soul in tension that's learning to fly
Condition grounded but determined to try
Norah Jones repite expresiones que condensan el anhelo en la mayoría de sus canciones. De hecho, su disco anterior, Pick Me Off the Floor, reseñado por el Disquero, es la expresión de una caída. Los títulos de sus canciones son concéntricos: Begin Again; I’ve Got to See You Again; After the Fall; Just a Little Bit; Falling; Tragedy; Don’t Know Why…
La variedad musical con la que expresa dramaturgia tal es inmensa, siempre con ella al piano como eje. Por ejemplo, en la obra titulada It Was You, grabada en 2018, en California, esplende instrumentación con Pete Remm en órgano, Christopher Thomas en bajo acústico y Brian Blade en batería. Un prodigio musical.
Esos músicos están presentes a lo largo de las 14 piezas que vertebran el nuevo disco de Norah Jones, con la incorporación de otro bajista acústico: Jesse Murphy, el guitarrista Jesse Harris, el flautista Jorge Continentino y el percusionista Marcelo Costa.
Esos materiales fueron grabados, como todo lo que hace Norah Jones queda registrado, entre 2017 y 2019 en conciertos en vivo en distintas ciudades de Estados Unidos, Francia, Italia, Brasil (el concierto en Río es definitivo) y Argentina, y el repertorio data desde 2002 a la fecha.
Canta:
After the fall
I still want it all
El amplio registro de su voz alcanza dimensiones colosales y activa un poderoso sistema de vasos comunicantes: guiños, reflejos, espejeos: Billie Holiday, Nina Simone, Amy Winehouse…
Norah Jones:
I walk down the street
With shadows at my feet
And words in my head
So much left unsaid
Do you know how we got here?
Norah Jones:
Can we begin again?
Can we begin again?
Can we begin again?
Norah Jones canta en medio de la desolación. Pone en carne y sangre el viejo axioma que descubrió en Rayuela Julio Cortázar:
Como si se pudiera elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio.
En una vida anterior hubo conciertos en vivo, en multitudes.
Julio Cortázar:
Vos no elegís la lluvia que te va a calar los huesos cuando salís de un concierto.
En una vida anterior, cuando no había desolación.
Y sin embargo se mueve, la música suena.