Miércoles 12 de mayo de 2021, p. 9
Para los jóvenes migrantes que regresan a México desde Estados Unidos los procesos de integración, aprendizaje y adquisición de hábitos pueden durar años. Se han documentado casos en que tras una década de estar en el país, siguen adaptándose, señaló Mónica Jacobs Suárez, del Programa Interdisciplinario sobre Políticas y Prácticas Educativas del Centro de Investigación y Docencia Económicas.
En el conversatorio Jóvenes migrantes de retorno en México: construyendo nociones alternativas de ciudadanía, mencionó que al regresar, estas personas no cuentan con las prácticas sociales, políticas y culturales del país, y muchas veces el ejercicio de derechos formales que tienen requiere de documentos de identidad, los cuales probablemente sólo se pueden adquirir si aprenden sobre el sistema burocrático.
Dijo que en Estados Unidos los jóvenes adquieren prácticas que los hacen identificarse y sentirse parte de la cultura estadunidense. El inglés es su lengua dominante, añadió.
No obstante, expuso que en esa nación viven en las sombras, experimentan discriminación laboral o incluso trabajos mal remunerados y oportunidades educativas limitadas
. Agregó que, si bien muchos forman parte del programa Daca, sabemos que implica un estatus precario que aunque puedan trabajar y estudiar son permisos que tienen que estar renovando cada dos años y en ocasiones pueden ser revocados por el presidente en turno
.
En el conversatorio, organizado por el Seminario de Investigación en Juventud de la UNAM, Jacobs indicó que en México, es en la educación formal donde enfrentan uno de los mayores retos para su integración, y por ello se requieren no sólo estrategias para fomentar su participación en las clases, sino que entre los contenidos se consideren temas de historia compartida entre México y Estados Unidos.