Opinión
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La misma vieja canción electoral
U

n grupo ciudadano (Visión Nuevo León), en su presentación pública, dijo temer que el próximo gobierno del estado sea semejante a los anteriores cuyo saldo en su gestión dejó demasiado qué desear en obra pública y mejora social.

Si esa mirada se correspondiera con la realidad, el futuro de Nuevo León seguirá la misma ruta que ha mantenido en los últimos 40 años: estancamiento industrial –así crezca la maquila– y enormes desniveles de ingreso (favorables a la élite de Monterrey-San Nicolás de los Garza-San Pedro Garza García y desfavorables para los trabajadores formales e informales de todos los municipios del estado).

Lo que se desprende de los mensajes, anuncios publicitarios, gesticulaciones y poses espectaculares en las campañas, no da para pensar en avances de gobierno que señalen la superación de ese subdesarrollo oculto por altas torres, zonas residenciales, centros comerciales, revistas copia de Hola! donde lucen lo último de modas y modelos los miembros de esa élite y los clasemedieros que buscan denodadamente pertenecer a ella o que, al menos, sus protagonistas la vean.

Una reiteración en las campañas: la sustitución de fuerza programática y su traducción en el lenguaje de los candidatos por lances publicitarios y la ausencia de un debate real. De los dos que ha habido con los siete candidatos al gobierno de Nuevo León, uno de ellos organizado por la Comisión Estatal Electoral y el otro por el grupo Multimedios, poco sustancioso ha sido su saldo –incluso por lo numeroso de los candidatos– donde un presentismo y una serie de promesas de solución a los problemas del estado parten de historia cero (como la de la enorme e injustificada deuda del estado, por ejemplo) y de los ahora sí sin señalar los cómo.

Otra reiteración: la de ver al gobierno federal como responsable del rezago en obras y beneficios sociales relacionados con las políticas públicas de mayor peso. La excepción ha sido la de Clara Luz Flores. No se sabe si a nombre de lo que aparece en su publicidad como Equipo Nuevo León, pues Morena se halla ausente de su campaña, ella ha dicho que trabajará de la mano del gobierno federal.

El anticentralismo con fintas separatistas (un chantaje recurrente desde hace medio siglo) en sus rasgos más gruesos.

Samuel García (Movimiento Ciudadano). Su teoría, a partir de los tres doctorados que ostenta, es que un barco (el país) con sólo cinco marineros que trabajan, y el resto de los 32 marinos (estados), que no trabajan, puede avanzar, pero a muy duras penas. Es, pues, injusto que Nuevo León, donde todos se levantan temprano y trabajan duramente tenga que recibir de la Federación un porcentaje muy bajo (menos de una quinta parte) del 100 por ciento de los impuestos que aquélla recauda y que da a otros estados donde no trabajan. En uno de sus anuncios espectaculares, García declara ser el único que defiende el dinero de Nuevo León.

Adrián de la Garza (alianza PRI-PRD) ha afirmado que no permitirá que los problemas de Nuevo León se resuelvan desde el centro. El que queda más cerca es el consejo (empresarial) Nuevo León para resolverlos. Puede preguntar en el palacio de gobierno. O en Texas, que dice representa, por su desarrollo, una gran posibilidad. Pero después de que López Obrador señaló que la distribución de la tarjeta rosa de su candidatura entraña un delito electoral, De la Garza acusa al Presidente de estar destruyendo la democracia y opta, ignorando los órganos jurisdiccionales del país, por acudir a Luis Almagro, el secretario general de la OEA, comprometido en varios de los golpes duros y blandos a ciertos gobiernos de América Latina elegidos democráticamente, para que le dé cobijo.

A Nuevo León se le respeta. El lema es el del panista Fernando Larrazábal. ¿Existe la amenaza de que se le faltará al respeto al estado o es la voz de un paterfamilias que ve en sus hijos actitudes levantiscas?

De los tres partidos, que tratan de justificar su registro, se desprenden voces de no cobrar impuestos o de atraer más inversión, cosa mágica con la que coinciden casi todos, de establecer en corrupción, impunidad y arbitrariedad cero tolerancia.

El de la macrodeuda pública del estado, el del medio ambiente (la zona metropolitana de Monterrey es la más contaminada de América Latina) y el de la desigualdad social son temas que han gozado del silencio o de menciones tangenciales por parte de los siete ­candidatos.

La presente coyuntura electoral, por lo que se ve, no concluirá con una representación política muy distinta de lo que han sido las anteriores elecciones en Nuevo León. Y también: que las deformidades de los partidos –más hondas ahora que en el pasado– se extiendan a la representación en la asamblea federal.