Londres. La primera semifinal de la Eurocopa enfrentará al Tiqui-casta, la evolución del juego de pases español, con el renacimiento italiano, el futbol ambicioso que propone el seleccionador Roberto Mancini.

La azurra, víctima en el camino hacia los títulos de 2008 y 2012, pero verdugo en los octavos de 2016, se cruza por cuarta vez consecutiva con España en la Euro.

La cita es Wembley con la presencia de 60 mil espectadores a pesar de la pandemia. Es injusto que no tengamos la mitad del estadio llena de aficionados italianos y la otra mitad de españoles, declaró Mancini sobre las restricciones para viajar, por lo que sólo habrá residentes británicos.

Italia mantiene una racha de 32 partidos sin derrota (desde septiembre de 2018) con un juego seductor. Somos líderes en la posesión, pero ellos son una selección que puede hacer uso y disfrute del balón, dijo el seleccionador español, Luis Enrique.

En defensa, el equipo de la bota cuenta con los hermanos Giorgio Chiellini y Leonardo Bonucci, de 36 y 34 años, respaldados en la portería por Gianluigi Donnarumma. En el medio, Jorginho pone el oficio y el pundonor mientras la clase es cosa de Marco Verratti.

Son dos fenómenos que hacen mover el equipo. Mancini nos ha dado una mentalidad de campeones. Nos parecemos a España en términos de calidad de juego, analizó Nicolo Barella. Y en ataque las opciones están con Ciro Immobile, Federico Chiesa o Lorenzo Insigne, autor de un golazo ante Bélgica. El gran ausente será el lesionado Leonardo Spinazzola.

España, con menos brillo en el torneo, llega a semifinales con un estilo evolucionado al que algunos han bautizado como tiqui-casta, mezcla entre su tradicional juego de pases (tiqui-taca) y el sacrificio que conlleva el planteamiento del seleccionador Luis Enrique: presión asfixiante en todo el campo.