Los síntomas del virus de la sucesión // ¿Qué hará Morena para apoyar el camino al Zócalo?
n lo más profundo de la grilla mexicana subsiste un virus asaz peligroso y extremadamente contagioso, que enloquece a sus víctimas, les hace perder la razón. Sí, es el virus de la sucesión.
Un síntoma que delata al contagiado es la verborrea, y hay que recordar que los políticos, que son a quienes más les pega la enfermedad, casi siempre se tropiezan con su propia lengua, por lo que los dañados por el mal son fácilmente identificables.
Pero no es ese, afortunadamente, el único síntoma. Atacados por la enfermedad, dejan de trabajar y dedican una buena parte de su tiempo y dinero en algo que podríamos llamar fotografitis, que es ese empeño constante en inflamar el ego colocándose frente a cualquier lente que prometa una foto.
Son tiempos de sucesión, por más que se trate de negar, y porque es largo el camino hacia el Zócalo, y porque además fue desde ahí, desde el foro mañanero del Palacio Nacional desde donde se manipuló el virus que ya enloqueció a casi todos los que se sienten con derecho a competir por la Presidencia de la República, y a los que no, también.
Sólo que ahora las reglas del juego son diferentes. Se requiere de candidatos no infectados por el virus que produce la grilla, vacunados, que no pierdan la cabeza sintiéndose lo que aún no son.
Y sí, las reglas han cambiado, hoy quien destapa es el propio Presidente de la República, cuando menos en lo que hace a la gente de su partido, y parece establecer con ello que no perderá el control sobre lo que suceda en el lapso restante para las elecciones presidenciales.
Eso quiere decir que bajo su lupa estará el trabajo de quienes él mismo ha puesto en los carriles de la competencia, y que son los mismos que desde hace ya mucho tiempo están en boca de la gente.
Ningún acto, ninguna declaración, por inocente que parezca, podrá quedar al margen de los análisis, los ataques y las críticas sesgadas. Todo podrá ser usado en su contra, o en su favor.
Pero también hay ventajas, aunque no se crea. Una de ellas es que los precandidatos tendrán más tiempo de exposición que sus contrincantes, es decir, se les verá como eso, aspirantes, y si bien ello encierra un reto de prudencia y trabajo constante, sin desmayo, también –como decíamos– estarán expuestos a los ataques que inició la oposición desde ya, sin necesidad de tener candidatos propios.
Lo que hoy queda en la duda es qué hará Morena para apoyar ese largo camino hacia el Zócalo, cómo habrá de comportarse y cómo tendrá que resolver este nuevo amanecer en el que, se diga lo que se diga, ya no hay lugar en la lista de posibles.
De Pasadita
El gobierno de la Ciudad de México ofreció al Instituto Nacional Electoral todos los espacios de las diferentes rutas del Metrobús y creemos que de todos los sistemas de transporte para que desde allí se difunda la invitación a votar sobre el juicio a los ex presidentes.
No obstante, parece que la autoridad electoral, que se siente inerme sin dinero a manos llenas, dirá que no a la invitación, aunque no cueste dinero, y eso deberá leerse, a querer y no, como otro de los obstáculos que el organismo ha puesto para tratar de evitar la consulta que será la primera que se realice de forma oficial.
De esa forma, es necesario decirlo, no hay manera de que se logre una votación que ponga los números en suficiencia para que el ejercicio sea vinculante al accionar de la ley.
De cualquier manera, lo que se pretende demostrar, desde el gobierno, es que este tipo de eventos son necesarios para devolverle al ciudadano un tanto de los derechos extraviados en 30 años de menoscabo. Que sea para bien.