Kabul. Los talibanes reivindicaron ayer un importante ataque contra el ministro de Defensa en Kabul, Bismillah Mohammadi, mientras prosiguen su ofensiva para controlar grandes ciudades de Afganistán.

Los insurgentes reivindicaron el atentado suicida del martes por la noche, en el que murieron 13 personas, y amenazaron con más acciones violentas contra altos funcionarios de gobierno.

Se trata del primer ataque de magnitud en Kabul en varios meses. El acuerdo firmado en febrero de 2020 en Doha por los insurgentes con Estados Unidos, que previó la retirada de todos los soldados extranjeros de Afganistán, les impedía –al menos en teoría– perpetrar ataques en las grandes ciudades afganas.

Según los talibanes, lo ocurrido en Kabul es apenas el comienzo de las represalias contra el gobierno afgano por haber ordenado una campaña de bombardeos para dificultar su avance en los centros urbanos, advirtió en un comunicado Zabihullah Mujahid, portavoz del grupo extremista.

Un coche bomba estalló primero afuera de la casa de un legislador, que posteriormente fue allanada por los insurgentes. Las fuerzas de seguridad tardaron cinco horas en acabar con la resistencia de los asaltantes, que finalmente fueron abatidos.

El portavoz del Ministerio de Defensa, Fawad Aman, indicó ayer que el ejército afgano había emprendido un contrataque en Lashkar Gah, capital de la provincia de Helmand.

La operación se lleva a cabo lentamente y con precaución, pues los talibanes utilizan de refugio las casas de civiles, informó Aman.

El general Sami Sadat, el militar de mayor rango del ejército en el sur del país, instó el martes a los vecinos de Lashkar Gah a abandonar la ciudad, de cara a este contrataque.

Las familias que tienen los medios o un coche abandonaron su casa. Pero las que no pueden permitírselo, como nosotros, tenemos que quedarnos. No sabemos a dónde ir ni cómo, declaró Halim Karimi, residente de Lashkar Gah.