Martes 17 de agosto de 2021, p. a12
A veces hay que pagar los platos que uno no rompe. Lo tiene claro el boxeador Johan Álvarez, sobrino de la estrella mundial Saúl Canelo Álvarez. Lo tiene asimilado a sus 17 años, de la misma forma que sabe que portar ese apellido le facilita partes del trayecto en su incipiente carrera profesional.
Puede ser injusto, porque uno tiene que pagar los platos rotos que uno no rompió
, dice Johan y se explica: “yo estoy empezando una carrera por mi cuenta y a veces todo lo que provoca mi tío Canelo lo asocian conmigo”.
Apenas tiene tres peleas profesionales. Las dos primeras resueltas por nocaut, pero el viernes pasado, el joven Manuel Rojas lo sorprendió y lo obligó a sostener un combate muy cerrado. El resultado fue un empate.
No es lo que esperaba, no es para celebrar, pero tampoco para lamentar. No perdí, eso es lo importante
, dice el joven que aún no es mayor de edad.
“Sé que por ser sobrino del Canelo la gente quiere verme por curiosidad, y eso me beneficia”, reconoce; pero también me exigen que sea como mi tío; eso es imposible. Estoy haciendo mi trabajo y empezando una carrera, vengo de una familia de boxeadores, pero quien sube a pelear y se expone soy yo
.
Johan prefiere mantener la distancia de un sobrino. Mientras su tío trabaja en San Diego con su preparador Eddy Reynoso, el adolescente lo hace en Guadalajara con el papá de dicho entrenador, José Chepo Reynoso. Cada quien sus metas y sus responsabilidades, asume.