Viernes 20 de agosto de 2021, p. 4
Como parte de su labor cotidiana, muchos empleados del programa Servidores de la Nación –incluidas mujeres– deben ingresar a colonias o comunidades peligrosas, donde en ocasiones han sido asaltados, agredidos o amenazados, pero a las cuales los obligan a regresar para cumplir con el registro de beneficiarios y evitar castigos administrativos.
En entrevista con La Jornada, trabajadores de diversas entidades señalaron que además de la posibilidad de ser asaltados, muchos de ellos están especialmente expuestos al contagio de Covid-19, debido al hacinamiento de las viviendas a las que tienen que acudir para ofrecer la incorporación a los programas sociales del gobierno federal.
Lilly Trejo, integrante de ese grupo de trabajadores en la alcaldía Iztacalco de la Ciudad de México, señaló que el 24 de febrero de 2019, cinco servidores –entre ellos dos mujeres– fueron asaltados y agredidos físicamente en el Barrio San Miguel, ubicado en dicha localidad.
Cuando empezábamos a repartir las tarjetas, nos asaltaron. A mí y a otra compañera nos pegaron y a los hombres les apuntaron con pistolas. En otra ocasión, el Campamento 2 de Octubre me corretearon los que están drogándose ahí. En la alcaldía hay muchas zonas peligrosas, como Pantitlán, Tlazintla, Agrícola Oriental y Granjas México.
Germán Barajas, de Tijuana, Baja California, coincidió en que los delegados les ordenan meterse en colonias violentas o marginadas, y debes obedecer. No me ha pasado, pero he escuchado historias de compañeros que apedrean o corretean Son barrios peligrosos, pero tú cumples tu tarea
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Luis Lara
–alias solicitado por temor a represalias– señaló que además de las posibles agresiones o robos que pueden sufrir en su labor, en Puebla frecuentemente deben acudir a viviendas hacinadas, donde tenemos contacto con demasiada gente
, lo que ha propiciado varios contagios de Covid-19. En Jalisco, un empleado que también pidió anonimato señaló que, como parte de las jornadas de trabajo de hasta 12 horas que realizan, hemos tomado hasta siete camiones al día, y a algunas compañeras las han asaltado con lujo de violencia
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