Martes 24 de agosto de 2021, p. a12
El cubano Yordenis Ugás estudió con atención el video donde el veterano Manny Pacquiao fue noqueado en 2012. Quería ver sus errores, los puntos débiles; también la oportunidad del adversario que le propinó aquel poderoso golpe que lo dejó inconsciente.
Ese nocaut lo propinó el mexicano Juan Manuel Márquez y estuvo en la mente del cubano. Si aprendió la lección, Ugás la puso en práctica para vencer a Pacquiao y retener por decisión unánime el título wélter de la AMB, el sábado pasado en Las Vegas.
Pero el boxeo no funciona de esa manera, considera el entrenador Ignacio Beristáin, quien desde la esquina dirigió a Márquez en aquella escalofriante victoria sobre el filipino en diciembre de 2012.
A Pacquiao lo vencieron los años (tiene 42), no los videos que vio el cubano, quien no es un portento
, sentencia Beristáin; tampoco fue el nocaut que sufrió entonces por Juan Manuel Márquez lo que disminuyó al filipino, sino el tiempo, que ya se manifiesta en sus reflejos
.
Para el entrenador, el boxeador filipino sabe que su carrera ya se encuentra en declive, aun cuando todavía puede dar visos de clase y velocidad inusual para un púgil con más de dos décadas de trayectoria.
Presiente el final, seguro; lo que ya hizo es imborrable, dejará una huella en la historia del boxeo.
Pacquiao es el único peleador que ha escalado desde los pesos pequeños hasta culminar en la división wélter. Ocho categorías en las que fue campeón. Beristáin cree que bien puede retirarse en este momento y dejar intacta su imagen; evitar así la caída en la que suelen desembocar los grandes ídolos.
No necesita hacer más. Pocos podrán igualarlo. Es posible que ya no suba más al cuadrilátero, porque Paquiao ahora tiene el objetivo de entregarse de lleno a la lucha por la presidencia de Filipinas. Su misión en el boxeo, al menos, la cumplió de manera ejemplar
.