El encuentro se suspendió en dos ocasiones debido al grito homofóbico
Viernes 17 de septiembre de 2021, p. a39
En un partido detenido durante varios minutos por gritos homofóbicos, Monterrey goleó 4-1 a Cruz Azul para avanzar a la final de la Liga de Campeones de la Concacaf, donde se enfrentará al América.
Luego de ganar 1-0 en el duelo de ida de las semifinales, en el partido de vuelta, disputado ayer en el estadio Azteca, Rayados volvió a superar a La Máquina gracias a un doblete de Rogelio Funes Mori y tantos de Maximiliano Meza y Duván Vergara. Mientras Orbelín Pineda descontó por los celestes. De esta manera, Monterrey logró un marcador global de 5-1.
Al minuto 60, el árbitro César Ramos decidió detener el partido por unos segundos luego de que se escuchara el grito homofóbico tras un despeje del portero del Monterrey, Esteban Andrada.
Después de la reanudación del partido, la afición volvió a lanzar el alarido luego de otro remate del guardameta, lo que orilló al silbante a pedir a los jugadores que se retiraran a los vestidores por un lapso de 10 minutos. En tanto, los seguidores que fueron señalados por emitir el grito tuvieron que salir del estadio.
Cuando los jugadores regresaron a la cancha, ambos equipos intentaron hacer daño a su rival, pero el marcador ya no se movió.
Rayados se había adelantado al minuto 7, cuando Meza culminó una jugada de conjunto con un potente remate desde el centro del área.
No obstante, el gusto le duró poco al equipo dirigido por Javier Vasco
Aguirre, pues al minuto 10, Pineda rescató el empate 1-1 tras sorprender a Andrada con un derechazo de larga distancia.
Monterrey recuperó la ventaja 2-1 al minuto 17, luego de que Vergara soltó un cañonazo desde el sector izquierdo.
Al minuto 24, Funes Mori consiguió el tercer tanto de Rayados con un zurdazo desde la derecha, y aunque en primera instancia el gol fue anulado por posición adelantada, el árbitro lo validó tras revisar la jugada en el VAR.
La última estocada para Cruz Azul llegó al minuto 52, cuando Funes Mori remató desde el centro del área para sellar el 4-1 y enfurecer a la afición celeste, que desde ese momento retomó el grito homofóbico.