Hace 25 años, un 12 de octubre, se fundó el Congreso Nacional Indígena (CNI). Con la comandanta Ramona como testigo, más de 3 mil delegados de pueblos originarios de todo el país sellaron la construcción de un espacio organizativo propio bajo los siete principios del mandar obedeciendo y se propuso luchar por el reconocimiento y respeto a sus derechos y culturas.

El CNI continuará con esa labor y así impedir el despojo y destrucción que representan los megaproyectos.

La relevancia de este aniversario es la permanencia de este espacio organizativo, el más grande que tienen los pueblos indígenas de México. Y nos mantenemos pese al contexto de represión y hostigamiento contra nuestras comunidades por parte de empresarios, funcionarios de Estado y miembros del crimen organizado, aseveró en entrevista Carlos González, integrante de la coordinación nacional.

Se fundó bajo la premisa de ser la casa de todos los pueblos indígenas en la que estas comunidades hallaran un espacio de reflexión y solidaridad para fortalecer sus luchas de resistencia y rebeldía a partir de sus propias formas de organización, de representación y toma de decisiones.

Hoy, el despojo y la explotación capitalistas hechos guerra son para llevar a cabo grandes y peligrosos megaproyectos que siembran la muerte en todas las geografías indígenas de México, que con el imperio de la violencia buscan garantizar las ganancias de las bandas criminales y de la red económica y política que los sostiene; es la misma que no cesa en su afán de ver exterminados a nuestros pueblos, expuso el CNI-Concejo Indígena de Gobierno en un documento difundido por el aniversario.

Remarcó que han sido 25 años de resistencia y rebeldía. Lo decimos claro: queremos nuestros territorios libres de megaproyectos de muerte, por lo que se manifestaron contra el Tren Maya, el Corredor Transístmico y el proyecto Integral Morelos, entre otros, y recordó que muchos de sus integrantes han sido asesinados, desaparecidos, perseguidos o encarcelados a lo largo de este recorrido de lucha.

González afirmó que con el actual gobierno federal esta estrategia de despojo no cambia. Siguen las políticas extractivistas, la minería, la explotación de hidrocarburos, los proyectos de infraestructura, todo lo que afecta a los pueblos y comunidades indígenas y que se daba en sexenios anteriores. No vemos cambio.