Imponentes, organización y despliegue
Adelitas, hombres armados con cananas al pecho y fusil en mano tomaron el Centro Histórico
Domingo 21 de noviembre de 2021, p. 6
Mientras miles de ciudadanos se desbordaron a lo largo de las calles aledañas al Centro Histórico deseosos de observar lo que sería un novedoso y largo desfile cívico-militar conmemorativo del 111 aniversario de la Revolución Mexicana, en la Plaza de la Constitución el presidente Andrés Manuel López Obrador encabezó un emotivo acto –sin precedente–, vitoreado por miles de familias emocionadas, al reconocer la ejecución de los actos y escenas de la lucha iniciada el 20 de noviembre de 1910, cuando Francisco I. Madero convocó, con su Plan de San Luis, a la rebelión contra la tiranía porfirista, la ausencia de democracia, de libertad y de igualdad.
El ánimo del recuerdo revolucionario se impregnó entre los participantes y asistentes. Horas antes, a las tres de la madrugada comenzó el despliegue de miles de integrantes de las fuerzas armadas, de niñas, niños, mujeres y hombres que fueron coordinados por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). Desde semanas atrás, el presidente López Obrador delegó la responsabilidad de la organización al mando militar, como sucedió a fines de septiembre para celebrar, entonces, la Independencia nacional.
De lo observado ayer no se tiene precedente. La organización y el despliegue fue imponente. De la sincronía en las representaciones, el paso de aeronaves, el uso de bombas de humo, la narrativa de la historia según la visión del sector militar, el cruce por los aires de tres helicópteros desplegando banderas monumentales, las pantallas gigantes, de eso, poco se había visto.
Así, al caminar en las horas previas al desfile, la imagen en las calles reveló sorpresas. En esas se encontraban adelitas, hombres armados con cananas al pecho y fusil en las manos. Autos de la época –de los primeros Ford T–; caballos percherones; una locomotora sobre la plancha del Zócalo, frente a la Catedral Metropolitana, y tráileres trasladando alegorías de entonces.
Y al paso del tiempo, las arengas, los ¡Viva México!, ¡viva la Revolución!
, sonaron en la Plaza de la Constitución al iniciarse el desfile con una bandera monumental. El lábaro cruzó frente a Palacio Nacional y desde la carpa donde se había instalado el presidio, López Obrador saludaba complacido, también prodigaba aplausos y no perdía detalle de las incidencias, que se multiplicaban, y atraían la atención e interés de él y sus acompañantes.
Así, mientras tres aeronaves –también de la época– sobrevolaban el centro de la Ciudad de México, en las calles y avenidas de la zona circulaban a ritmo de la banda y orquesta de guerra del Ejército, los transportes alegóricos de los 32 estados de la República, donde niños y adultos interpretaban a los mexicanos de entonces.
También, la música fue interpretada con maestría. Corridos y canciones de aquella época complacieron a muchos. Los uniformes de todas las corrientes que lucharon a lo largo y ancho hasta culminar con un movimiento que llevó a Madero y Carranza a la Presidencia, y que llevó a héroes como Zapata, Villa y los hermanos Serdán a luchar por justicia y democracia.
De aquella monumental demostración, dio el parte el general de división Juan Arturo Cordero Gómez, encargado de la columna que se enfiló por las avenidas 5 de Mayo, Juárez y Reforma hasta el Campo Marte.
El contingente fue mucho mayor que el mostrado durante los ensayos del Campo Militar número 1, ya que a la columna se sumaron representaciones de cada una de las entidades federativas, acompañadas de anécdotas y personajes que ayudaron al movimiento revolucionario.
Participaron 6 mil 719 elementos de las fuerzas armadas, entre ellos 891 mujeres y 335 niños; se utilizaron 2 mil 52 caballos y 15 aeronaves. El militar dio cuenta de que en el evento se registraron cinco incidentes, número de jinetes con sus caballos que cayeron durante el recorrido, afortunadamente sin novedades que lamentar
. Y el desfile cerró con ¡Viva México!, ¡viva la Revolución!