Los precios del petróleo caen más de 10 dólares
Puede frenar la recuperación // Inversionistas buscan refugio en el oro
Sábado 27 de noviembre de 2021, p. 22
La confirmación de una nueva variante del coronavirus detectada en Sudáfrica estremeció ayer los mercados bursátiles del mundo y derrumbó los precios de las materias primas industriales, entre ellas el petróleo, ante el temor de que sean necesarias medidas que limiten la movilidad y la actividad productiva que frenen la titubeante recuperación de la economía mundial.
Las restricciones de viaje en Estados Unidos y Europa para los visitantes de naciones del sur de África, que comenzó esta semana, hizo caer a los mercados en Asia, Europa y América, lo que se sumó a la incertidumbre sobre la posibilidad de revertir meses de progreso para controlar la pandemia de Covid-19.
En Wall Street, el Dow Jones llegó a caer más de mil puntos, al final quedó con una baja de 905 unidades, 2.53 por ciento, a 34 mil 899.34 puntos; el Standard and Poor’s (S&P) 500 bajó 2.27 por ciento, su peor caída desde febrero, y el Nasdaq restó 2.23 por ciento.
Los impactos económicos de la nueva variante, denominada ómicron, se sintieron de inmediato en cuanto las autoridades de algunos países comenzaron las restricciones de vuelos con Sudáfrica.
Las acciones de las aerolíneas se vendieron rápidamente, y Delta Air Lines, United Airlines y American Airlines cayeron más de 10 por ciento cada una, lo mismo que los títulos de cruceros como Carnival, Royal Caribbean Cruises y Norwegian Cruise Line.
El índice de volatilidad CBOE, conocido popularmente como el indicador de miedo de Wall Street, alcanzó su nivel más alto desde el 20 de septiembre.
Antes, los principales mercados asiáticos cerraron con pérdidas: Shanghái retrocedió 0.56 por ciento, Hong Kong 2.60 y el índice Nikkei de Japón cayó 2.53 por ciento. Las bajas se acentuaron en las bolsas europeas: Londres perdió 3.6 por ciento, Fráncfort 4.2, París 4.8 y Madrid cayó 4.96 por ciento, al cerrar por debajo de 8 mil 500 puntos, tras su peor semana desde octubre de 2020.
Los mercados latinoamericanos siguieron la tendencia, algunos de los más afectados fueron el de São Paulo, que perdió 3.26, y Buenos Aires con 5.4 por ciento.
Es un déjà vu de nuevo, como por octava vez”, dijo Keith Buchanan, gestor senior de carteras de Global Investments. Lo que entendemos de esta variante podría acelerarse durante el fin de semana, si hay más noticias preocupantes que buenas, mucha gente no quiere tener activos de riesgo el lunes por la mañana.
El petróleo Brent se hundió 9.50 dólares (11.55 por ciento) a 72.72 dólares por barril, mientras el estadunidense West Texas Intermediate (WTI) se desplomó 10.24 dólares (13.06 por ciento) a 68.15 dólares el barril.
Ambos contratos sumaron su quinta semana de pérdidas y registraron sus mayores caídas en términos absolutos desde abril de 2020, cuando el WTI cotizó con un precio negativo por primera y única vez en la historia. Petróleos Mexicanos no publicó el precio de la mezcla de exportación.
Los impactos por el temor a que la nueva variante pueda frenar el crecimiento económico y la demanda de combustible, se suma al contexto de por sí preocupante por el tema de la elevada inflación a nivel mundial, impulsada en parte por el encarecimiento de los energéticos.
Los precios del cobre y otros metales industriales también perdieron valor por temores de que una nueva variante del coronavirus, posiblemente resistente a las vacunas, descarrile el crecimiento económico mundial y debilite la demanda.
En contraste, el precio del oro, considerado valor de refugio en tiempos de incertidumbre, subió y el precio del metal al contado saltó 0.2 por ciento a mil 791.97 dólares por onza, tras llegar hasta mil 815.26 dólares.
La sacudida también se resintió en el comercio de criptomonedas, el bitcóin se desplomó casi 8 por ciento y cerró en 54 mil 377 dólares, nivel mínimo desde el 12 de octubre, al mermar el interés por el riesgo a favor de activos considerados más seguros.
OMC aplaza conferencia
La Organización Mundial del Comercio (OMC) se vio obligada a aplazar su primera conferencia ministerial en cuatro años ante el recrudecimiento de la pandemia, frustrando las esperanzas de relanzar una institución muy debilitada.