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Sólo entre 2019-2020 la cifra creció en 13.8 millones

Padecen hambre 59.7 millones de personas en AL, alerta la ONU

Crítica situación en términos de seguridad alimentaria en la zona

 
Periódico La Jornada
Miércoles 1º de diciembre de 2021, p. 32

Madrid. El hambre en América Latina y el Caribe está en su punto más alto desde 2000, después de un aumento de 30 por ciento reigistrado entre 2019 y 2020 en el número de personas que enfrentan inseguridad alimentaria, lo que representa 13.8 millones de habitantes, alertaron ayer varias agencias de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

En un nuevo informe, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, la Organización Panamericana de la Salud, el Programa Mundial de Alimentos y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia muestran cómo en sólo un año el número de personas que viven con hambre ha crecido en 13.8 millones, para un total de 59.7 millones de personas.

El panorama regional de seguridad alimentaria y nutricional 2021 apunta a que la prevalencia del hambre en el área se ubica actualmente en 9.1 por ciento, la más alta de los últimos 15 años.

Esto se traduce en que cuatro de cada 10 personas en la zona –267 millones– experimentaron inseguridad alimentaria moderada o grave en 2020 –60 millones más que en 2019–, lo que significa un aumento de 9 por ciento, el más pronunciado en relación con otras regiones del mundo. Además, en Sudamérica, la prevalencia de inseguridad alimentaria moderada o grave aumentó 20.5 por ciento entre 2014 y 2020, mientras en Mesoamérica hubo un aumento de 7.3 puntos durante el mismo periodo.

No obstante, señalan las agencias, la inseguridad alimentaria grave, es decir, personas que se han quedado sin alimentos o han pasado un día o más sin comer, alcanzó 14 por ciento en 2020, lo que supone un total de 92.8 millones, un fuerte incremento en comparación con 2014, cuando afectaba a 47.6 millones.

Dentro de este panorama de inseguridad alimentaria, por otro lado, no se han visto afectados de igual forma hombres y mujeres, ya que en 2020, 41.8 por ciento de las mujeres de la región experimentaron inseguridad alimentaria moderada o grave, en comparación con 32.2 por ciento de los varones. Esta disparidad incluso ha ido en aumento en los últimos seis años.

Debemos decirlo fuerte y claro: América Latina y el Caribe enfrentan una situación crítica en términos de seguridad alimentaria. Ha habido un aumento de casi 79 por ciento en la cantidad de personas con hambre entre 2014 y 2020, denunció el representante regional de la FAO, Julio Berdegué, quien indicó que si bien la pandemia ha agravado la situación el hambre ha ido en aumento desde 2014.

Sobrepeso y obesidad

Otra de las grandes preocupaciones en América Latina sigue siendo el sobrepeso y la obesidad. El informe advierte que se está perdiendo la batalla contra otras formas de malnutrición: 106 millones de personas, lo que supone que uno de cada cuatro adultos, padecen obesidad. Entre 2000 y 2016 se notificó un aumento de 9.5 por ciento en el Caribe, 8.2 en Mesoamérica y 7.2 en América del Sur.

El sobrepeso infantil también ha ido en aumento desde hace 20 años; hasta 2020 se reportó que 3.9 millones de niños y niñas –7.5 por ciento de ellos menores de cinco años– tenían sobrepeso, casi 2 por ciento por arriba del promedio mundial.

En este contexto, América del Sur muestra la mayor prevalencia de sobrepeso en niños y niñas, con 8.2 por ciento, seguida por el Caribe con 6.6 y Mesoamérica con 6.3.

En América Latina y el Caribe, el Covid-19 ha empeorado una crisis de malnutrición prexistente. Con los servicios interrumpidos y los medios de vida devastados, las familias tienen más dificultades para poner alimentos saludables en la mesa, lo que deja a muchos menores con hambre y a otros con sobrepeso, lamentó el director regional de Unicef para América Latina y el Caribe, Jean Gough.

Esta situación ha llevado a la ONU a pedir acciones urgentes para detener el aumento del hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición, por lo que ha llamado a los países de la región a tomar medidas para transformar sus sistemas agroalimentarios y hacerlos más eficientes, resilientes, inclusivos y sostenibles.