Sábado 29 de enero de 2022, p. 7
El cineasta Robert Greene conoce la responsabilidad que implica hacer un documental. No se trata sólo de la película en sí, la audiencia o la narración, sino de los sujetos frente a la cámara. Y en Procesión, eran seis hombres que sufrieron abusos sexuales décadas atrás a manos de sacerdotes y clérigos católicos.
No sé si los documentales cambian el mundo, pero sí sé que modifican la vida de las personas en la pantalla
, dijo Greene. Este es mi séptimo y sé cómo puede afectar de manera positiva y negativa. Si sabes eso, tienes que trabajar en ello, hacer algo con eso. Y eso es lo que es este proyecto.
Muchas ideas le dieron vueltas cuando Greene vio en las noticias una rueda de prensa de cuatro sobrevivientes y su abogada en Kansas City que finalmente inspiraron el proyecto. Greene, estudioso de los documentales toda la vida, pensaba en nuestra relación cambiante con las cámaras, el sentido de seguir haciendo películas y si realmente podían usarse para ayudar a la gente.
Había leído recientemente el libro The Body Keeps the Score y se le presentó la idea de la dramaterapia. Entonces, decidió llamar a la abogada que vio en televisión, Rebecca Randles, para iniciar una conversación sobre la exploración de su historia a través de esta técnica.
“No se trataba de ir con los muchachos y decirles ‘¿cómo puedo ayudarte?’ o algo ridículo como eso”, dijo Greene. “Fue ‘Rebecca, dinos por qué esto no es una buena idea. Pero ella no dijo que no lo fuera”.
Comenzó un proceso de tres años en el que los sobrevivientes Joe Eldred, Mike Foreman, Ed Gavagan, Dan Laurine, Michael Sandridge y Tom Viviano se unieron y, con la ayuda de la terapeuta dramática Monica Phinney, crearon e interpretaron escenas inspiradas en sus recuerdos. Greene estaba preparado para parar en cualquier momento si la situación se volvía demasiado difícil o parecía estar causándoles más daño que bien. Pero siempre encontraron buenas razones para continuar.
Desde su estreno en el Festival de Cine de Telluride, Procesión ha recibido elogios casi universales, muchas ovaciones de pie e incluso ha sido preseleccionada para una nominación al Óscar al mejor documental. La respuesta desde que llegó a Netflix ha sido abrumadora para todos: familiares, amigos, extraños y sobrevivientes se han acercado a expresarles su apoyo o contarles sus propias historias.
Los muchachos incluso tuvieron que moderarlo un poco
, dijo Greene. “Esta es una película que realmente no creo que se hubiera podido hacer hace cinco años. Lo que estamos experimentando con todo el alcance de otros sobrevivientes que han visto esta película es la idea de ‘Dios mío, ¿puedes sostenerlo así?’ Estos son seis hombres muy diferentes, pero son hombres, ¿sabes? Están llorando y se abrazan, expresan amor y hermandad de una manera inusual. Creo que es muy inspirador”.
Al principio del proceso, Greene se sentó en un círculo con ellos y prometió que trabajarían arduamente para encontrar la audiencia adecuada. Después de todo, el objetivo de hacer esos ejercicios frente a la cámara era ayudar a otros sobrevivientes. Gran parte de la vida de estos tipos está dictada por la vergüenza. Puede ser debilitante
, dijo Greene. “Entonces, ¿ver a los muchachos caminando frente al teatro Metrograph y luego a una multitud completa ponerse de pie y darles una ovación? Quiero decir, ¿cuántas veces en mi vida he sido cínico sobre la idea de un aplauso de pie después de un documental? Muchas, pero lo aceptamos en lugar de ser cínicos. Acogimos la belleza de ello y el amor. Fue transformador que esos muchachos fueran validados y dijeran: ‘Mira, lo hiciste bien y lo que eres no es tu peor momento. Lo que eres no es lo que te pasó. No eran bienes dañados. No están permanentemente destruidos. Han convertido este horrible veneno en medicina”.