El entorno personal, familiar, social, legal y cultural de una mujer influye en la forma en que puede afrontar la decisión de practicarse un aborto. Alguien que se ve obligada a interrumpir su embarazo en la clandestinidad corre más riesgos de sufrir consecuencias sicológicas y físicas, afirmó Marlene Montes, sicóloga de Casa Gaviota, organización que ayuda a mujeres víctimas de violencia de género.

Para una mujer que toma la decisión de poner fin a un embarazo no deseado, puede ser muy traumático que se le impida hacerlo, aseveró. Por el contrario, cuando el aborto se realiza de manera legal y segura, las mujeres se sienten tranquilas y autónomas. En este sentido, Montes refirió que según diversos estudios, más de 80 por ciento de quienes decidieron interrumpir su embarazo se sintieron aliviadas al hacerlo.

Durante un conversatorio en el contexto del 15 aniversario de la despenalización del aborto en la Ciudad de México, que se conmemora este mes, subrayó que si las mujeres abortan es porque tienen la necesidad de hacerlo, ninguna lo hace por gusto.

Aída Sánchez, de la Fundación Marie Stopes, expuso que a la fecha en la capital del país se han practicado 247 mil 410 interrupciones de embarazo. Recordó que actualmente esta práctica está despenalizada en siete entidades del país; además de la capital, están Oaxaca, Baja California, Hidalgo, Colima, Veracruz y Sinaloa. No obstante, también refirió que en 2021 la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ya determinó que es inconstitucional penalizar el aborto.

Refirió que se estima que en México se practican alrededor de un millón 26 mil abortos cada año, y que 54 por ciento del total de embarazos no planeados terminan en abortos inducidos, 34 por ciento en nacimientos no planeados y 12 por ciento en interrupciones del embarazo espontáneas.

Indicó que 36 por ciento de las mujeres con abortos inducidos tienen complicaciones que requieren atención médica, lo que se incrementa hasta 45 por ciento en el caso de féminas de zonas rurales en condición de pobreza.