De eliminar las confusiones
ravo por la decisión del presidente López Obrador de impulsar la siembra para la autosuficiencia alimentaria, tema que venimos tratando desde el principio de su gobierno y en estas páginas desde 2001. Las intervenciones del presidente y de miembros de su gabinete y funcionarios estatales explicando a la ciudadanía, durante su gira por cuatro entidades, el programa de Producción para el Autoconsumo –impulsada por las Secretarías de Agricultura y de Bienestar con la participación de 14 mil agrónomos y extensionistas– no deja lugar a duda sobre la perspectiva adoptada: en varias horas de discursos del mandatario y de sus colaboradores NUNCA se pronunció la palabra milpa
, lo que merece algunas interrogantes...
O tal vez una triste resignación para recuperar fuerzas y argumentos y continuar nuestra cruzada por la milpa (cruzada
, porque esta palabra implica jugarse el todo por el todo a fin de recuperar algo que fue usurpado por quienes no lo aprecian e incluso desean destruirlo), y cuya finalidad es obvia: restituir a los pueblos mesoamericanos el derecho a recuperar sus saberes y aplicarlos en la producción de sus alimentos y de los excedentes que generosamente irían aportando al mercado interior de sus países.
Aunque, claro, si los dejan. Porque las escuelas de agricultura y el extensionismo forman a sus alumnos con los criterios de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, y la superioridad incuestionable de una tecnología pensada para los monocultivos, arrebatando a los alumnos el conocimiento del milagro inventado por sus ancestros. ¡Lástima que nadie sacó al presidente López Obrador de su confusión aclarándole la diferencia entre la política agraria de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) y la ancestral experiencia productiva de los campesinos mexicanos y mesoamericanos!
Sin embargo, y aunque parezca que ya nada puede evitar la colonización mental hasta de los mejores hombres de este país, dejándolos emprender soluciones imposibles porque llevan en sí mismas la contradicción inconciliable de los monocultivos, con su saga recontra-comprobada de agotamiento de suelos que requirieren cada vez más agroquímicos y tecnologías brillantes
, como las que han llevado al fatal desenlace del hambre crónica en los pueblos a los que arrebataron sus policultivos tradicionales milenarios, del arroz, los tubérculos y el maíz, en los continentes asiático, africano y americano, algunos no cesaremos de luchar por la recuperación de los policultivos como verdadera solución al autoabasto de comida sana y contra el empobrecimiento de la biodiversidad y la catástrofe climática.
Por lo pronto, tratemos de sacar de la confusión a la gente de buena voluntad, recuperando para ellos y nuevas generaciones los saberes de los últimos campesinos que hubieren resistido la colonización mental y no crean sin cuestionarla en la superioridad de las técnicas de productividad propias de los monocultivos
. Para ello, fortalezcamos y ampliemos nuestra cruzada, confiando en que sí llegará a influir, y cada vez más, en los criterios de los decididores y decididoras de las políticas de alimentación de nuestro país.
Por cierto, mencionemos que la única persona que utilizó un lenguaje acorde con las ideas que expresamos aquí desde hace 10 años y que coinciden con las de, afortunadamente, muchos productores de nuestra Mesoamérica, fue el subsecretario de la Sader, Víctor Suárez Carrera. Aunque tampoco pronunció la palabra milpa
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Avisamos a nuestros lectores que la página www.cruzadaporlamilpa.com.mx estará disponible para las contribuciones y debates en 10 días... Gracias por utilizarla y enriquecerla.