Italia rindió un homenaje ayer al juez Giovanni Falcone, asesinado por la mafia siciliana hace 30 años y cuyo coraje fue exaltado por el primer ministro, Mario Draghi, y el presidente de la república, Sergio Mattarella. La mafia lo temía porque demostró que la organización no era invencible y el Estado era capaz de derrotarla con la fuerza de la ley, reconoció Mattarella, cuyo hermano fue asesinado en Sicilia también por la mafia. El 23 de mayo de 1992, una potente explosión arrancó un tramo de la carretera que conduce al aeropuerto de Palermo. Fue tan poderosa que la registró el Instituto Nacional de Geofísica, que suele tomar el pulso al volcán Etna. Murieron Falcone, junto con su esposa, Francesca Morvillo, y tres escoltas. En la imagen, un monumento a los fallecidos en la carretera a Palermo