oy reanuda sus actividades la siderúrgica ubicada en Lázaro Cárdenas, Michoacán, después de que ayer el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana y la empresa ArcelorMittal México alcanzaran un acuerdo en la mesa de negociación instalada en la Secretaría del Trabajo y Previsión Social. Según afirmó el dirigente de los mineros y senador por Morena, Napoleón Gómez Urrutia, el conflicto se saldó con un triunfo del Sindicato Minero y sus trabajadores, después de un extenso y complicado proceso de negociación en que se hizo necesario estallar la huelga, en defensa de un derecho constitucional que los patrones pretendían evadir
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En un comunicado, el gremio minero sostuvo que se trata de un logro sin precedente en una sección con más de 40 años de historia, el cual no habría sido posible sin la unidad, la determinación y la fuerza de las compañeras y compañeros que integran esta combativa sección
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El miércoles, los 3 mil 500 integrantes de la sección 271 del Sindicato Minero iniciaron una huelga por violaciones al contrato colectivo de trabajo
y la falta de acuerdos en el reparto de utilidades. Mientras la trasnacional de capital indio estimaba que el pago de 5 por ciento de utilidades cubierto el pasado 30 de mayo se encuentra en estricto cumplimiento al tope legal establecido en la Ley Federal del Trabajo, los agremiados sostenían que es su derecho recibir 10 por ciento por ese concepto, equivalente a aproximadamente 200 mil pesos por empleado, y rechazaron el ofrecimiento de un bono único adicional por el monto de seis meses de trabajo.
Es de congratularse que se reanude la producción en una industria de importancia estratégica por su impacto en múltiples sectores de la economía, máxime en momentos en que ésta ya enfrenta serios desafíos por el trastocamiento de las cadenas de suministros, la inflación persistente y la todavía latente pero no menos preocupante perspectiva de una recesión. Cabe saludar, asimismo, la resolución de las diferencias entre las partes obrera y patronal tanto por la celeridad con que se encontró una salida aceptable para ambos lados, como por el hecho de que el breve conflicto se haya destrabado de manera pacífica, mediante el diálogo y con un papel positivo de las autoridades.
Es inevitable contrastar este desenlace con el trágico saldo de la huelga efectuada en la siderúrgica de Lázaro Cárdenas en abril de 2006, cuando la planta tenía otros dueños y el gobierno federal era ocupado por Vicente Fox. Como denunciaron en su momento los miembros de la sección 271, la administración foxista reaccionó al movimiento obrero desconociendo a la dirigencia sindical y ordenando el despliegue de 800 policías federales y estatales, en un operativo que no sólo fracasó en su objetivo de desalojar las instalaciones y aplastar la huelga, sino que en el camino causó dos muertos y un centenar de heridos, varios de ellos de gravedad, así como el incendio de un edificio y una treintena de vehículos.
La disparidad de resultados entre aquella experiencia y la de esta semana es un recordatorio de que la represión no puede ser respuesta a los conflictos laborales ni de ninguna otra índole, y de que cuando existen voluntad de las partes y coadyuvancia de las autoridades se pueden alcanzar acuerdos benéficos tanto para los directamente involucrados como para el resto de la sociedad.