Suárez. Llovió fuerte anteanoche pero el río Cauca corrió café y sereno el día de ayer, día de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en el municipio de Suárez, departamento del Cauca.

La gente del poblado se da cita en las urnas de votación colocadas en medio de una cancha de basquetbol ubicada a unas cuadras de la estación de policía. En cualquier momento la candidata a la vicepresidencia, Francia Márquez, después de saludar a cada uno de los organizadores de módulo, pasará a donde le corresponde ejercer su voto. Por razones de seguridad, nadie sabe la hora exacta en que llegará la candidata.

Al ánimo de la multitud que espera en las filas su ingreso a la cancha a entintar sus dedos pareciera no oponerse fuerza alguna, ni Gustavo Petro le hizo sombra el día de ayer a Francia Márquez. Han regresado a su tierra votantes amontonados en coloridos autobuses vernáculos conocidos como chivas y la gente de las veredas y montañas ha bajado a desentumecer el músculo del ejercicio democrático al que hasta hoy la apatía del todos son iguales había mantenido en profunda anestesia. Cuerpos especiales de la policía caminan por los alrededores de la cancha, revisan a los hombres jóvenes que ingresan, y vigilan atentos los extraños movimientos de los fotorreporteros que portan aparatosas cangureras y mochilas.

Algarabía y sobresaltos

Hace unos días, una motobomba estalló frente al portón café de la estación de policía local, lo cual fue tomado por muchos como una amenaza a la fiesta electoral, y en particular a la candidata a la vicepresidencia, quien ha sido ya amenazada de muerte por grupos paramilitares que merodean la zona. Por eso, entre la algarabía animada y el olor a tierra húmeda que levanta el bochorno de las primeras horas del día, la gente se estremece cuando se escucha de pronto el fuerte golpe de un auto que se estampa con una barda no muy lejos del lugar. ¡Dios mío!, ¿Cómo así hacen ruidos tan fuertes hoy día?, exclama una señora haciendo gestos de alivio y dejando ver ya una sonrisa entre su mueca de espanto.

Gran parte de los que se acercan a las urnas son gente del campo de esta zona mixta del país, poblada principalmente por afrocolombianos e indígenas, aunque también por mestizos. Tras ser revisado por los policías a la entrada, un hombre negro y alto con el pecho inflado se acerca bailoteando a uno de los módulos de votación, ¿Aquí es el lugar donde se vota por Francia?, le pregunta a los organizadores de la mesa, quienes festejan su gracia. En la primera vuelta electoral, el 29 del mes pasado, votaron ocho de los 20 mil habitantes del municipio, ahora las autoridades esperan 10 mil.

La candidata llega de pronto, no sólo va custodiada por guardaespaldas y policías, la acompaña también la Cimarrona, una guardia comunitaria de las poblaciones negras de la región. Como se esperaba, saluda uno por uno a los organizadores de módulo y avanza de mesa en mesa perseguida por enjambres embravecidos de camarógrafos y fotógrafos que disputan el espacio en su búsqueda por conseguir el mejor ángulo de la candidata votando.

Unas palabras por aquí, un abrazo por acá, selfis, de pronto el intercambio de chistes con algún viejo conocido. La candidata avanza de nuevo a la camioneta que la espera. Los elementos de policía vigilan atentos los movimientos de todos los que la circundan. En pocas horas los habitantes de la vereda Yomboló, en el corregimiento La Toma, de donde es originaria Francia, recibirán la noticia de la victoria del Pacto Histórico, entonces bajarán al poblado de Suárez en hordas de motos donde festejarán con bailes y bebida.

Después de una última ronda de saludos y palabras de compromiso, la candidata se sube a la camioneta para se transportada al aeropuerto. Tiene que tomar un vuelo a Bogotá, donde se recibirán los resultados de las elecciones, en compañía del candidato a presidente Gustavo Petro. Mientras la camioneta se pierde en la distancia se escucha como un mantra en música currulao, un género afrocolombiano típico de la región, Francia, Francia, con Francia sí podemos... y con Petro también.