El peligro de vivir en México
éxico, uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo, el más peligroso para los sacerdotes de toda América Latina y también uno de los países en los que corren mayor riesgo los defensores del medio ambiente, volvió a ser nombrado esta semana en el ámbito global por el asesinato de dos jesuitas y un guía de turistas en la Sierra Tarahumara, Chihuahua, por parte del crimen organizado.
El mismo lunes 20 de junio, en el estado de Hidalgo, otro crimen se cometió y, aunque fue menos visible, configura el estado de indefensión generalizado. Jesús Bañuelos Acevedo fue asesinado mientras hacía guardia en el campamento que la población de Atitalaquia instaló en mayo pasado contra un basurero a gran escala. Juan, como el resto de la población, se oponía a la operación del Centro Regional de Tratamiento de Residuos Sólidos Urbanos, inaugurado en enero pasado por el gobernador priísta Omar Fayad, para recibir los residuos de Atitalaquia y de otros ocho municipios que se ubican en un corredor industrial en el que sobresalen refinerías y centrales termoeléctricas.
De nada sirvieron las denuncias realizadas ni los estudios de contaminación ambiental elaborados por científicos para impedir la operación del vertedero de 18 mil metros cuadrados concesionado a la empresa Ecological Solution México (Esmex). Por eso, ante la indiferencia gubernamental, la población afectada constituyó el Colectivo de Comunidades en Defensa de la Vida y el Territorio de la Región Tolteca e instaló un campamento frente al basurero. Ahí se encontraban Bañuelos y dos de sus compañeros cuando llegó un grupo armado y los atacó. A los tres los golpearon y a Jesús, además, le dieron un tiro que le quitó la vida.
Luego vino el cierre parcial y temporal del basurero, ordenado por la Semarnat, con el fin de hacer diversas y revisiones administrativas y técnicas del proyecto y ver si amerita su clausura definitiva
. ¿Por qué tuvo que ser asesinada una persona para que procedieran?
La población, por supuesto, retiró el campamento ante el asesinato de su compañero, pero insisten en el cierre definitivo, pues de lo contrario los daños ambientales serán irreversibles.