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La poesía no pide ser entendida, basta con entregarse al juego que propone
 
Periódico La Jornada
Jueves 30 de junio de 2022, p. 6

La poesía representa una forma de contar no sólo la imagen, sino también una pequeña historia, dice en entrevista la escritora y poeta Evelyn Moreno, autora del poemario Gato, ¿estás ahí?, con el que obtuvo el Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños 2020 y ahora es publicado por el Fondo de Cultura Económica (FCE).

Con ilustraciones de Joan Negrescolor, la autora conjunta poesía y narrativa y se deja guiar por las imágenes y el juego. La poesía para niños debe tener el juego de palabras, la sonoridad que puede ser muy contagiosa para ellos; es un género que me atrapó en cuanto empecé a explorarlo y pensé que lo mejor era, a partir de la poesía, contar lo que ya venía explorando en la narrativa.

Considera que la poesía “editorialmente, incluso en las escuelas, es un poco relegada porque requiere que al maestro le guste, y que al padre y a la mamá les guste leerla, a diferencia de la narrativa, donde los cuentos son silenciosos o se leen en voz baja.

La poesía necesita acompañamiento del padre, del maestro, eso tiene que gustarle, y al maestro si no le gusta la poesía, si no la lee en voz alta, pues no existe este contagio; creo que el requisito es leerse en voz alta y de esta forma los niños se sienten atraídos, porque está la necesidad de querer repetir un poco los versos y jugar con las palabras o hacer sus propias propuestas con el lenguaje.

Evelyn Moreno asegura que la poesía es un género muy noble porque no pide ser entendida, simplemente entregarse al juego que propone.

A veces tenemos esta idea de descifrar lo que nos dice el poema, descifrar la metáfora, la imagen. Eso no es necesario, simplemente hay que entregarse al sonido, por eso es tan importante que se lea en voz alta, para jugar con la sonoridad de las palabras.

La autora, quien es profesora de español para extranjeros, explica que el proceso creativo del poemario arrancó cuando escribía cuentos para niños, pero sintió de pronto que no cuajaban, así que empezó a leer más poesía pensando en afinar su narrativa.

“En ese momento me sentí profundamente conectada con la poesía y pensé: ‘También puedo contar una historia desde la poesía’, y así empecé a escribir mis primeros versos: una niña pierde a su gato y lo busca.

“Después me tuve que plantear una pregunta importante: ¿El gato regresaría o no? Responderme esta cuestión me llevó mucho tiempo, porque yo quería que el gato regresara; todos queremos que aquello que perdemos en algún momento vuelva, pero descubrí que aunque se trata de ficción o poesía –igual que en la vida– no podemos ir en contra de lo inevitable.

El poemario me pedía o me decía que el gato no debía volver. Fue una decisión difícil de tomar porque me dolía enfrentarme a esa partida.

La narradora y poeta compartió que en el proceso de escritura de Gato, ¿estás ahí?, además de leer poesía y bestiarios, observó con atención a su gatito Haruki.

Me acompañó fielmente, sentado a mi lado, mientras ensayaba algunos posibles versos; varias veces me atreví a pedirle ayuda y efectivamente me regaló esos silencios tan esenciales en la poesía.