Madrid. Antonio Guterres, secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), manifestó ayer su consternación por la violencia en la frontera, y aseguró que el uso de la fuerza excesiva es inaceptable en la represión en Melilla.

Marruecos cifró en 23 los migrantes que fallecieron el pasado viernes al tratar de saltar la valla entre la frontera marroquí y Melilla, pero ONG en el terreno contabilizaron hasta 45 muertos.

El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, insistió en que las acciones de los migrantes fueron un ataque violento a la integridad territorial impulsado por las mafias que trafican con seres humanos, y elogió por tercera ocasión la respuesta policial de agentes españoles y marroquíes.

La madrugada del pasado viernes, en la frontera entre Nador, Marruecos, y Melilla, España, unos 2 mil migrantes subsaharianos, la mayoría de Sudán del Sur, país en guerra, intentaron saltar el muro de seis metros de alto, electrificado y rodeado de alambre de púas. Muchos quedaron colgados y pasado un tiempo cayeron desde lo más alto, algunos resbalaron y otros simplemente tropezaron con sus compañeros mientras eran atacados por uniformados a ambos lados de la barrera.

Imágenes difundidas por las ONG Asociación Marroquí de Derechos Humanos y Caminando Fronteras muestran la brutal represión de la gendarmería marroquí y, en menor medida, de la Guardia Civil española.

El gobierno marroquí cerró el pueblo de Nador y se niega a dar información, sobre todo en cuanto al saldo de muertos.

A la condena de la ONU se sumaron 50 eurodiputados, quienes enviaron una carta a la Comisión Europea en la que exigieron una investigación independiente sobre los hechos.

Por otra parte, los migrantes detenidos en Libia enfrentan atroces abusos y las mujeres son especialmente vulnerables a la violencia sexual y habitualmente son violadas a cambio de comida o agua, denunciaron ayer investigadores de la ONU, indicó Afp.