Jueves 30 de junio de 2022, p. 5
Cuando dos primos decidieron retornar a un empobrecido poblado del sur de México donde pasaron su infancia y adolescencia para despedirse de sus familias antes de emprender camino hacia Estados Unidos, tal como lo han hecho generaciones de migrantes, jamás pensaron que ese viaje los marcaría de por vida.
No sería el primer viaje a Estados Unidos de Javier Flores López, ahora de unos 30 años. El mexicano dejó hace unos años la localidad de Cerro Verde, en el municipio de San Miguel Huautla del estado de Oaxaca, para irse a Ohio, donde vive su padre y un hermano.
En su retorno a Estados Unidos Flores López decidió irse junto a su primo José Luis Vásquez Guzmán, de 32 años, quien viajaría por primera vez al norte para reunirse con su hermano mayor que también estaba en Ohio.
Si bien todos conocían los riesgos que habían enfrentado innumerables pobladores de Cerro Verde al cruzar en las últimas décadas la frontera entre Estados Unidos y México con la ayuda de contrabandistas, a López Hernández lo conmocionó saber las circunstancias en las que fueron abandonados sus primos, junto a decenas de migrantes, dentro de un tractocamión bajo el sofocante calor de Texas.
Flores López ahora se encuentra entre los desaparecidos, confirmó su primo, mientras Vásquez Guzmán permanece hospitalizado en Texas.
Cerro Verde es una comunidad remota, de unas 60 personas, que fue abandonada por los jóvenes. Los que se han quedado se ganan la vida tejiendo sombreros para el sol, esteras, escobas y otros artículos de hojas de palma, y sembrando en pequeños cultivos.
Muchos viven con 30 pesos al día.
Florencia Guzmán Sánchez, madre de Vásquez Guzmán, está ahora tramitando una visa para viajar a Texas y encontrarse con su hijo. La humilde mujer crió sola a sus cuatro hijos después que su esposo murió cuando Vásquez Guzmán tenía 10 años, precisó García. Ahora es la única de la familia que queda en Cerro Verde.
Con tantos que se van a Estados Unidos es fácil encontrar a un contrabandista y hasta ahora la gente había cruzado con seguridad, admitió López Hernández, y agregó que no sé en este caso si cambiaron, o qué pasó, o por qué los abandonaron
.
El domingo por la noche López Hernández le preguntó a un tío si había tenido noticias de su primo y le informó que había logrado llegar a Texas. Horas después se enteró por Internet de la tragedia.