La penúltima llamada
l año de 2024 atrae la atención de todos los interesados por la política, sean o no políticos en activo. Esto se debe a que el cambio de presidente de la República va a poner en tensión a todo el país, no sólo a la clase que practica el noble arte. Es tan grande el interés que provoca 2024, que ha palidecido otro tema, que son las elecciones de 2023 y que tenemos prácticamente a la vista.
El próximo año se disputará el poder en el estado de México y Coahuila. Hay un punto que acerca mucho a las dos elecciones: en ambas entidades gobierna el PRI y ha gobernado desde hace décadas, más de 70 años.
Los pronósticos en ambos estados no son favorables para el que fue el partido único. La situación del PRI es muy difícil, porque contando con el estado de México y Coahuila, sólo tiene tres estados en su poder. Perder los dos o al menos uno de ellos lo colocaría en una situación agónica, particularmente si donde pierde es el estado de México.
¿Qué significaría perder el estado de México? Esta entidad es de más de 20 mil kilómetros cuadrados y tiene 17 millones de habitantes; además, es una de las entidades con mayor corrupción e inseguridad. Las elecciones de 2017 que ganó el PRI estuvieron manchadas por sospechas de fraude, una elección particularmente reñida que ganó Alfredo del Mazo por muy poca diferencia. La derrota en 2023 no sólo podría acabar con el PRI, sino provocar el colapso de la Alianza Va Por México.
¿Qué sucedería si gana el PRI? Podría fincar ahí su recuperación. El triunfo llenaría de confianza y de orgullo a los priístas. El carácter estratégico del estado podría influir en otras elecciones, por ejemplo en la Ciudad de México, Michoacán, Puebla, Tlaxcala, Morelos, Guerrero y Querétaro. El triunfo tendría una influencia positiva a favor de los actuales dirigentes.
Por lo que toca a Coahuila, es un estado fronterizo, muy extenso, pero poco poblado. El PRI gobierna ahí desde 1947, y en las pasadas elecciones Morena no fue el segundo lugar, sino el PAN, que obtuvo 35 por ciento de votos, mientras el PRI 38 por ciento.
Estas elecciones anunciarán tendencias y características de los comicios de la época de Andrés Manuel López Obrador y son un preámbulo muy importante para las elecciones decisivas de 2024.