La cueva
ace poco más de una década, el cineasta italiano Michelangelo Frommantino sorprendió en los festivales de cine europeos con Las cuatro estaciones (2010), una obra original y de enorme belleza plástica que no podía considerarse ni documental ni ficción, sino un mero desplante contemplativo de formalismo estético, sin música ni diálogos, tan sólo una sucesión de cuadros-secuencias bucólicos para describir las rutinas y pesares de un viejo pastor enfermo en su natal Calabria. En La cueva ( Il buco, 2021), su largometraje documental más reciente, el cineasta milanés regresa de nuevo a la región calabresa para recrear la labor de un grupo de jóvenes espeleólogos que a principios de los años 60 del siglo pasado partieron de la región lombarda, al norte de Italia, hasta Villaplana, pequeño pueblo montañés, y al parque nacional del Pollino, con el fin de explorar y medir la extensión del Abismo del Bifurto, la gruta más profunda del mundo (683 metros).
La detallada crónica de esta aventura científica sería de interés general algo limitado, sobre todo tal como la presenta Frommantino, con escaso contexto histórico, (apenas algunas portadas de revistas, con Kennedy como figura emblemática, y breves explicaciones al inicio y al final de la cinta). De los exploradores se ignorará casi todo, pues la cinta favorece una profusión de planos generales en su fotografía paisajista, desechando cualquier acercamiento real a los rostros y expresiones de los jóvenes protagonistas. Si a ello se añade la ausencia de diálogos en este documental, cabe preguntarse qué queda para interesar mayormente a los espectadores.
Y la respuesta es simple: permanece el disfrute de la fotografía de Renato Berta que despliega, en imágenes suntuosas, la vida diaria de ese pueblo calabrés, ya en la manera en que los lugareños se reúnen al atardecer en una calle frente a un televisor viejo, mientras un médico ausculta a sus pacientes también al aire libre, ya en otras imágenes de una rusticidad detenida en el tiempo, todo en contraste con la vibrante modernidad del rascacielos Torre Pirelli, símbolo de dinamismo e imagen prólogo de la cinta. En el retrato cálido y emotivo de un pastor anciano postrado en su lecho por un mal indeterminado, se concentra una incierta supervivencia colectiva en esa Calabria profunda con tradiciones tan insondables como la vieja cueva que tanto fascina a sus exploradores.
Se exhibe en la sala 7 de la Cineteca Nacional las 14 y 18:30 horas.