El movimiento contra la presa La Parota, en pie
H
an pasado cuatro presidentes y cinco gobernadores (de Guerrero), pero estamos firmes
en la lucha por la cancelación definitiva de la presa La Parota, trámite para el cual sólo hace falta la firma del Presidente de la República, señaló Julián Blanco, uno de los fundadores del Consejo de Ejidos y Comunidades Opositoras a la presa La Parota (Cecop), en el 19 aniversario de la organización.
Rodolfo Chávez, asesor de los ejidatarios, resaltó que en estas casi dos décadas en defensa del río Papagayo, la represión contra los opositores no ha cesado: 10 personas asesinadas, alrededor de 80 órdenes de aprehensión y 60 comuneros encarcelados son parte del saldo.
La organización, resaltaron los ejidatarios, es la que ha permitido el triunfo principal, que es que la presa no se haya construido porque el pueblo no la quiere
, pero mientras no haya una cancelación definitiva, la amenaza continúa.
Mucha sangre y sufrimiento ha dejado la pretendida imposición del megaproyecto. Hoy la lucha se centra en la presentación con vida de Vicente Suástegui, desaparecido desde el 5 de agosto de 2021, como lo denunció su hermano y vocero del movimiento, Marco Antonio Suástegui Muñoz.
Llegamos a este aniversario dolidos del alma y el corazón. Han sido casi dos décadas de opresión, pero no hemos pensado en claudicar. No tenemos miedo. El Cecop seguirá tumbando barreras y derribando concreto
, advirtió Suástegui, quien esta semana, en el primer aniversario de la desaparición de su hermano, y junto a padres de los 43 estudiantes de Ayotzinapa y organizaciones sociales, exigió la presentación con vida del defensor y castigo a los responsables intelectuales y materiales, pues no hay avances sustanciales sobre su paradero.
Sobre la costera Miguel Alemán, en Acapulco, se realizaron pegas de carteles en los postes, palmeras, edificios públicos, el ayuntamiento del puerto, paradas de microbuses y combis, en botes de basura, carretillas de raspados y en las banquetas del zócalo, donde terminó la jornada de búsqueda.
Acapulco es un polvorín y está al borde de un estallido social. Es el espejo de lo que acontece en Guerrero, una bomba de tiempo
, advirtió el vocero del Cecop.