Lucio Sánchez, una institución en Xalapa
etáforas aparte, la ciudad de Xalapa es mágica; tú lo sientes apenas al entrar en ella. Y desde que Édgar Dorantes tuvo la idea de crear ahí un Centro de Estudios de Jazz –y convenció a la Universidad Veracruzana para hacerlo–, la magia y los efluvios se han multiplicado.
Y es ahí donde gente como Lucio Sánchez ha logrado armar sus propias versiones del ser y del estar. En su caso, del ser artista y estar comprometido con su entorno. En 1972, con su bajo eléctrico bajo el brazo y con 21 años de edad, se integra a Orbis Tertius (leyenda viviente de nuestro jazz), banda señera en donde permanece hasta 2007. Simultáneamente crea la Lucio Sánchez Band y en 1987 edita el elepé Festival, para que en 1991, con la misma banda, lo inviten a participar el Festival de Jazz de Montreal.
Con Orbis Tertius, Lucio grabó los discos: Volviendo al mar (1996), Orbis Tertius (1997), Aniversario (2000). Con su propia banda ha grabado: Festival (1987), Reflexión (2001), Caleidoscopio (2005), Una larga noche (2014), Inconclucio (2019).
En junio de 2021 –semirretirado y dedicándose a la artesanía– se hace de una antigua casona en el centro de Xalapa y crea el Jaco Jazzy Café, un centro cultural con los conciertos de jazz como columna vertebral, obviamente, pero donde también se dan cita poetas, artistas plásticos, fotógrafos, bailarines, actores y otros tantos etcéteras para exponer su obra y convivir, conversar y contemplar el mundo.
En estos momentos, Lucio Sánchez, gracias a una prolongada y compleja cirugía, se está recuperando de un desprendimiento de retina. Fue un gran susto, pero al parecer todo va bien. Le enviamos la mejor de las vibras a esta institución del jazz y la cultura en Veracruz (en todo México) y rescatamos fragmentos de los testimonios discográficos que se publicarán en el inminente ( jeje) tomo 3 de la Enciclopedia Fonográfica del Jazz en México.
Festival (1987): Se trata de un acetato que hicimos en el puerto de Veracruz y, aparentemente, es el primer disco de jazz en ese estado. La producción la hicimos entre Pedro Salas, un buen amigo, y yo. Todas las composiciones son mías.
Reflexión (2001): “Orbis era un rollo en una institución como la Universidad Veracruzana, donde tenía que cumplir ahí con un trabajo. Y todo estaba muy bien, pero… trabajar en equipo, y más cuando hay una nómina, de repente tiene uno que chambear aunque no todo te parezca. Había muchas diferencias, cosas e ideas diferentes. Y en mis discos solistas hacía lo que quería.”
Caleidoscopio (2005): En este disco me acompañó el guitarrista Manuel Viterbo, entró Rolando Alarcón, que sigue en el Orbis; estuvo Gerry López, que todavía era un chavito; Rey David también proponía muchas ideas. Siempre andaba coqueteando con los sonidos mexicanos, con nuestros instrumentos; esta vez se me ocurrió meter a un músico que tocaba percusiones prehispánicas. Quería que hubiera un cambio en mi música.
Una larga noche (2014): “Jubilarme y salirme de una institución en la que no tenía que hacer nada, más que tocar y esperar que todo surgiera de la universidad, donde había promotores y gente que nos conseguía las cosas. Además fue el rollo salir de una dinámica de estar ahí todos los días. Algo me sucedió, que incluso dejé un tiempo de tocar.
“Al cabo de uno o dos años que me había jubilado, unos amigos me invitaron a un palomazo, y la verdad es que me costó trabajo tocar, no me hallaba con el instrumento, y escuché un comentario que hizo uno de mis amigos que dijo: ‘No, pinche Lucio, ya valió madre, ya no puede tocar’.”
Así que con este disco lo retomé. Es lo que he hecho toda mi vida, aunque a veces los dedos se me atoran en algo, pero si vuelvo a agarrar el instrumento no me cuesta mucho trabajo. Para mí es un momento de felicidad, la música me entretiene, me satisface, y más cuando estoy intentando ritmos y cosas nuevas.
Inconclucio (2019): “Es difícil responder a qué tipo de música compongo. Desde 1970 que empiezo a tocar… pienso a veces una melodía muy rítmica, a veces muy melancólica, con mucho sentimiento. Es una música bien hecha, realizada con muchas ganas, que se puede llamar jazz”.
Tratando de sintetizar, podemos decir que la música de Lucio es una serie de fusiones donde el funk, el swing y lo que todavía conocemos como latin jazz se dan la mano para girar con mucha fuerza y energía.
Salud