Los retos de Sebastián Ramírez
asta el momento no se sabe de ninguna impugnación en contra de la elección interna de Morena ni de sus resultados, pero eso no quiere decir colorín colorado, sino que se abrió un periodo de negociación por el cual no se arreglará el estropicio, pero mantendrá quietas a las tribus.
La consecuencia de la consulta interna parece ser, ahora, un ejercicio inútil. Los jefes de las tribus se quedaron con todos los controles, como hubiera sucedido en caso de no ir a la medición interna.
Pocos lugares o ninguno para la militancia emergente con la que difícilmente se podrán hacer arreglos que inhiban reclamos dentro del partido o en tribunales.
No parece sano, por más que se quiera, lo sucedido en los comicios, porque, casi con seguridad, habrá reacciones que pondrán en duda la limpieza de la elección, y con ello la legitimidad de sus liderazgos.
Si bien la elección de Sebastián Ramírez es una decisión salomónica que aparentemente desactiva el enfrentamiento entre tribus, también lo es que el ex de comunicación del gobierno central estará al servicio de Claudia Sheinbaum.
Ahora es el turno de Sebastián. Son muchos los problemas que debe resolver. Para empezar, evitar que con él a la cabeza el partido sea dominado por algún jefe o jefa tribal.
Tendrá que cuidarse de Clara Brugada, que inventa historias para evitar su ineficiencia, o de Martí Batres, con el que no mantuvo una buena relación en el edificio del Zócalo, o de la mamá de la muy deficiente secretaria del Trabajo a nivel nacional, que pretende llevar a su hija, por mandato de su marido, a la jefatura del gobierno de esta ciudad.
Y no es todo, ahí, muy cerca de él estará el alcalde de Gustavo A. Madero. Chíguil es una amenaza, debe muchas y de todas escapa impune. Así que Ramírez deberá saber que detrás de la puerta Chíguil lo está esperando con el puñal de la traición bien afilado.
Para Ramírez será vital sustituir su inexperiencia con gente que esté a su lado, pero que no sea parte de las tribus, gente fresca que mire con otros ojos a ese partido y le pueda aconsejar sin querer sacar raja del asunto.
Vacunarse en lo interno y preparase para una guerra dura en contra de la oposición son las tareas que tiene que enfrentar ya, ahora. La oposición sólo mira la capital como su única plaza a conquistar y supone que el fenómeno de la elección pasada habrá de repetirse y hasta ser más contundentes.
Ramírez toma la bandera de manos de Tomás Pliego, a quien le tocó componer un organismo roto, destrozado y sin rumbo; ahora el juego será mantener el timón firme hacia los comicios que vienen. ¿Será?
De pasadita
Los dueños, las cabezas del cártel de Benito Juárez no pararon en su ambición e incursionaron en otras demarcaciones y muy seguramente con otros negocios. El asunto es que la historia no ha terminado y lo panistas han tratado de no agitar las aguas para buscar algunos arreglos con la autoridad, pero de eso ¡ya no hay!
Las pruebas se van acumulando en lo que toca a los delitos que tienen que ver con las autoridades de la ciudad, pero ya hay en el nivel federal otras denuncias que empiezan en el lavado de dinero y no terminan de ajustarse.
Al paso que se mantienen las investigaciones es muy probable que dentro de algunos días, no muy lejanos, nos sorprendan con otros elementos que den idea de lo que significan los gobiernos de corte neoliberal en el país, pero que, como dijimos arriba, ya no hay de lo que había.