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Energéticos vitales y prioritarios
P

orque son vitales, porque el mundo no caminaría sin ellos, los energéticos tienen prioridad. Con el estilo de vida que hemos llevado a partir de la combustión interna, la vida, en apariencia, fue más productiva y los hidrocarburos aparecieron para mejorar, aún más, la industria, el transporte y la transformación de la materia para convertirla en energía necesaria, pero también, en necesidad creada e inducida.

La trampa capitalista continúa, la mayor parte de la población adolece de necesitar muchas cosas inútiles. El consumismo dicta las prioridades distorsionadas. La clase obrera tampoco se escapa de este envenenamiento capitalista. En muy pocas ocasiones han tomado en sus manos las decisiones que convienen para mejorar su calidad de vida. Son los gobernantes quienes utilizan y manipulan a la población, para los fines que la oligarquía persiga. Y, finalmente, es el pueblo quien paga los daños económicos, de salud y de cultura.

En Europa, por ejemplo, la población sindicalizada tiene fuerza y se ha opuesto a injusticias económicas. Pero en cuanto a las decisiones bélicas, son los gobiernos los que deciden. Todo conflicto bélico trae consecuencias que las sufren quienes no tienen que ver con él. Recuerden los millones de personas fallecidas de los países que intervinieron en la Segunda Guerra Mundial; la mayoría eran civiles.

En tanto, tenemos el caso en Alemania, donde está restringida la iluminación para festejos y calefacción no vital. En edificios públicos no se permite calefacción a más de 19 grados Celsius, la iluminación a estatuas o monumentos, no puede ser de más de tres horas. La finalidad es consumir lo menos posible de electricidad generada con carbón, el gobierno intenta evitar mayor contaminación.

Una secuela peligrosa sería llegar a niveles de riesgo alto para la salud debido al consumo de carbón, energético que genera contaminación alta, la que podría alcanzar niveles de riesgo.

Cuando llegue el invierno, podremos observar el conflicto de energéticos en toda su dimensión. A menos que, si los gobiernos son sensatos, negocien en buenos términos el abasto de Gazprom. El gobierno del presidente Vladimir Putin ha manifestado su acuerdo para continuar con los contratos con varios países europeos. Es por ello, según la gasera, que se llevó a cabo el mantenimiento del gasoducto Nord-Stream1. El abasto fue suspendido en su totalidad por este hecho, sin embargo, a la fecha ya debería estar funcionando.

Independientemente de si la gasera llevó a cabo dicha suspensión del abasto por mantenimiento preventivo, la acción también puede ser una forma de presionar a Europa. Un mensaje de varios días para que recapaciten y visualicen su situación, sin un proveedor de gas barato y a tiempo. Eso es lo que la gasera les ha propuesto y ha cumplido.

Por otro lado, los gobiernos europeos deben considerar que el hidrocarburo no puede mantenerse en un sólo precio. Es la espiral de la inflación mundial la que rompería con el compromiso de abastecer a tiempo y a un precio accesible.

Hace unos días, el precio del gas aumentó. El precio por mil metros cúbicos rebasó los 3 mil 400 dólares. Este incremento resulta un golpe difícil para las economías europeas que enfrentan una inflación severa. Gazprom aseguró que pondrá en funcionamiento el sistema de gasoductos Nord-Stream1. Sin embargo, de no cumplir con el comunicado de la gasera, el daño por la inflación podría agravarse.

En este conflicto de amenazas y agresiones políticas y económicas, lo que observamos claramente es la vulnerabilidad de las naciones que dependen del energético y del país que lo provee.

Por tal motivo, es inexplicable la animadversión que algunos países europeos, clientes de la gasera rusa, han manifestado en varias ocasiones y de diferentes formas. Las secuelas de esta política ambivalente les ha acarreado serias complicaciones económicas. La población exige un alto definitivo al apoyo a Ucrania y a las sanciones en contra de Rusia. Nunca es tiempo para la guerra. No quieren estar ni del lado de Putin ni de la OTAN. El problema de la crisis económica y de los energéticos no lo provocó la población, por tanto, es el gobierno quien tiene que resolver el conflicto.

De hecho, ya lo está haciendo. Fue en la ciudad de Leipzig donde miles de manifestantes protestaron y alertaron al gobierno de Frank-Walter Steinmeier que la ciudadanía no será la que pague la crisis que han provocado la OTAN, Estados Unidos y sus aliados.

Para el gobierno de la Cuarta Transformación el abasto de energéticos es una tarea prioritaria. Se han estado revisando los precios, los aumentos y las posibilidades de que las gaseras particulares disminuyan los costos. Pero también, se está procurando mantener bajo el nivel de emisiones de CO2.

El rescate de Petróleos de México (Pemex) ha demostrado que aunque no quiera aceptarlo la población a favor del neoliberalismo, la soberanía energética sí es lo mismo que independencia, libertad para elaborar los programas de abasto que más nos convenga, mantener un precio accesible del energético y sin condiciones represivas de compañías privadas.

Recordemos que el único proveedor del gas licuado del petróleo (LP) es Pemex y que es la única empresa que puede procesar el gas. Tiene, además, la autorización para comerciarlo bajo los lineamientos que la propia paraestatal determine.

De no ser así, más de 90 millones de habitantes de nuestra nación, estaríamos dependiendo del abasto y el alza del precio de compañías extranjeras.El hidrocarburo es prioritario porque, por el momento, no tenemos otra fuente de energía que resuelva las necesidades vitales de nuestra economía.

@AntonioGershen