Otra vez la relección
egún una encuesta de México Elige, el Presidente de la República podría buscar su relección. Cuenta con una mayoría de 50.6 por ciento que podría crecer. La oposición representaría no menos de 46.6 por ciento y no podría impedir su triunfo. Los adversarios del titular del Ejecutivo temen que, a pesar de sus promesas, éste intentaría perpetuarse en el poder aprovechando el apoyo favorable. Esparcen de modo intermintente el rumor de que la relección se está preparando y que viene como una desgracia para México.
La relección presidencial es un gran tema de la historia de nuestro país. En el siglo XIX provocó luchas sangrientas y desembocó en la dictadura personal de Porfirio Díaz. El líder que se opuso a Porfirio fue Francisco I. Madero y aunque era un hombre pacifista y generoso sufrió un golpe de Estado y fue asesinado. El principio de No Reelección tomó un carácter sagrado, pero el mayor caudillo revolucionario Álvaro Obregón llegó a la conclusión en 1928 que él era el único capaz de gobernar a México y después de asesinar a sus competidores (Francisco R. Serrano y Arnulfo R. Gómez) logró la relección, aunque un militante católico lo mató cuando celebraba su triunfo en un restaurante.
Desde 1929 hasta hoy ningún presidente ha sido derrocado y ninguno ha intentado relegirse. Hay indicios de que al menos tres presidentes, Miguel Alemán Valdés (1946-1952), Luis Echeverría Álvarez (1970-1976) y Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), acariciaron esa idea e iniciaron con mucha discreción los preparativos, pero no pudieron ir adelante gracias a la resistencia del mismo sistema que los había encumbrado.
El Presidente actual tiene una popularidad muy sólida, se le considera el segundo mandatario más popular en el mundo. Sus índices de aprobación son muy significativos, claramente pasa de 60 por ciento (Morning Consult) y ese índice ha subido ligeramente en lugar de bajar, no obstante el inevitable desgaste del ejercicio del poder. Cabría preguntarse si hay algo que impida una propuesta de relección y este obstáculo existe por la fe maderista de López Obrador. No se trata de una cuestión romántica, él conoce la historia y sabe que todos los intentos de relección en México han terminado trágicamente. No sólo es la proclamación de un principio, sino un cálculo pragmático.