Miércoles 26 de octubre de 2022, p. 25
Desde que son cosechados hasta que llegan a la mesa de los consumidores, la mayoría de los alimentos se encarecen más de 100 por ciento; sin embargo, no son pocos los que lo hacen hasta 500 por ciento. Los mayores márgenes se observan en el canal de intermediarios finales que compran al mayoreo, donde destacan las grandes cadenas de autoservicio, que compran a un precio bajo en las centrales de abasto para después ofrecerlos a las familias a uno mucho más elevado.
El reporte Análisis de márgenes de la cadena comercial hortofrutícola del Grupo Consultor de Mercados Agrícola (GCMA) muestra que mientras a los campesinos se les paga un precio muy bajo por los alimentos que cosechan, los últimos involucrados en las ventas lo llegan a ofrecen a precios que equivalen a seis veces el pago al productor.
Según datos del documento, el caso más destacado es el de la naranja, pues mientras a un productor de Veracruz –estado que más produce este fruto– se le paga a 5.70 pesos el kilogramo, el intermediario final lo vende en la Ciudad de México a 35.89 pesos el kilogramo, es decir, en toda la cadena existe una diferencia de 530 por ciento.
Al analizar todo el camino que sigue la naranja desde el campo a la mesa del consumidor, se encuentra que el encarecimiento del fruto se da en el momento exacto en el que se oferta en el establecimiento final de los que compran al mayoreo en la central de abasto, pues estos compraron cada kilogramo en 10 pesos.
El reporte del GCMA indica que los intermediarios finales enfrentan costos como fletes, almacenaje, empaque y embalaje; además de otros sociales como la inseguridad.
Los campesinos también han enfrentado un encarecimiento en sus costos, debido a precios más elevados en insumos para la producción primaria, como por ejemplo agroquímicos, fertilizantes, semillas, maquinaria y energéticos, a lo que se le debe sumar los impactos climáticos y de temporalidad.
Otro caso relevante es el de la zanahoria, cuyo precio pagado al productor es de 2.90 pesos el kilogramo, mientras los comerciantes finales lo venden en 13.82 pesos, una diferencia de 376 por ciento; en ese mismo talante se encuentra el plátano tabasco, que es vendido por el campesino en 4.20 pesos el kilogramo, pero se brinda a las familias en 19.34, un margen de 361 por ciento.
También destaca el jitomate, que se paga al productor a 8.07 pesos el kilogramo.
Lo anterior se da en un contexto en el que el precio de la canasta básica de alimentos se ha incrementado alrededor de 15 por ciento en el año reciente, casi el doble de la inflación general, que en la primera quincena de octubre se ubicó en 8.53 por ciento.