Jueves 1º de diciembre de 2022, p. 14
México no debe ceder a las presiones de Estados Unidos en materia de maíz transgénico y defender la soberanía alimentaria, ya que el país es centro de origen y diversidad del grano: hay 59 razas de maíz nativo y cientos de variedades que deben protegerse de la contaminación genética provocada por variedades transgénicas que se importan, señaló Greenpeace.
Ante las presiones del gobierno de Estados Unidos para que México deje sin efecto las disposiciones del decreto presidencial que limita las importaciones de maíz transgénico, los agricultores de EU deben producirlo sin que sea modificado genéticamente, dijo la organización y recordó que la siembra de éste está asociada al glifosato.
Agregó que si bien México es autosuficiente en maíces blancos que son nativos e híbridos, utilizados para la alimentación, el amarillo transgénico se utiliza principalmente para abastecer a la agroindustria y a la alimentación del ganado. Su presencia en el país contamina razas y variedades nativas con transgenes ajenos a su genoma.
Sostuvo que el binomio maíz transgénico-glifosato es un freno a la necesaria transición agroecológica, y favorece la sustitución del modelo de milpa, que es un policultivo, por un modelo de monocultivo que además utiliza insumos tóxicos como parte de su paquete tecnológico.