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Gracias al trabajo de muchos escritores, el maya se fortalece: Luis Antonio Canché

El cuentista, del municipio de Chumayel, Yucatán, recibirá hoy el Premio de Literaturas Indígenas de América en la 36 FIL de Guadalajara

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▲ El autor del libro de cuentos Los hombres espinados, por el cual será galardonado en el encuentro editorial, también es profesor de matemáticas de bachillerato.Foto cortesía del entrevistado
Enviada
Periódico La Jornada
Viernes 2 de diciembre de 2022, p. 9

Guadalajara, Jal., Matemático de formación, con alma de cuentista, el escritor maayat’aan (maya) Luis Antonio Canché Briceño (Mérida, 1977) recibirá hoy el Premio de Literaturas Indígenas de América 2022 en una ceremonia que se realizará en el contexto de la 36 Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.

La obra inédita premiada se titula Los hombres espinados, y fue elegida por el jurado porque recupera y recrea elementos culturales y recursos literarios de la cultura maya, además de que destaca el ambiente comunitario y la cotidianidad de los campesinos mayas.

Originario del municipio de Chumayel, en el sur de Yucatán, Canché explica en entrevista con La Jornada que sus cuentos recuperan imágenes muy vivenciales de mi infancia.

La lengua maya, afirma, “se ha revitalizado y fortalecido en los años recientes, gracias al trabajo de muchos escritores y personas que se encuentran en colectivos que se enfocan en su preservación.

“Es decir, la difusión del maya se ha diversificado, no se queda sólo con lo que hacemos los cuentistas. Hay poetas, ensayistas, novelistas, cantantes.

Si bien las estadísticas a veces nos asustan porque reflejan que hay una tendencia a que se deje de hablar el maya, con todo este movimiento de difusión, la lengua está tomando fuerza, al igual que el náhuatl, que tiene fuerte presencia también en la literatura, como el zapoteco. Todo ello motiva a otros hermanos hablantes de nuestras lenguas originarias a no abandonarlas.

Como profesor de matemáticas de bachillerato, Canché trabajó en un proyecto en las comunidades indígenas de su estado para capacitar a sus colegas como entrenadores de la Olimpiada Mexicana de Matemáticas (OMM), “y escribí algunos problemas en maya. Teníamos la intención de hacer una olimpiada en lenguas originarias, pero no se dio continuidad a esa iniciativa, aunque sí entrenamos a muchos niños de escuelas bilingües donde los pequeños saben escribir y leer en maya.

Escribimos los problemas de matemáticas en su lengua materna y esas comunidades indígenas llegaron a participar en la OMM. Ojalá se retomara esa idea en todo el país.

Todo empezó en un taller

Fue en el año 2000 cuando Luis Antonio participó por primera vez en un taller de lectoescritura en maya, impartido por Ismael Mai, organizado por la Universidad Nacional Autónoma de México.

“En ese momento comencé a acercarme a ese movimiento impulsado por Carlos Montemayor que hizo posible la colección de letras mayas contemporáneas. Comencé a leer relatos y otras obras en mi lengua materna y me llamó mucho la atención el cuento.

En 2002 tomé un taller de ese género con Miguel May May, y me animó a escribir relatos en maya. Comencé a recordar mis experiencias en el pueblo y participé en un primer certamen de cuento corto, el cual gané. De ahí me seguí escribiendo y conociendo más autores; luego aprendí a hacer las traducciones de mis textos en español.

El escritor recuerda que a los 10 años pudo aprender su lengua materna en Chumayel, donde creció. Le enseñaron sus abuelos y padres, mayeros de corazón.

Escribir en lengua maya, continúa, “es una experiencia muy bonita, porque parece que escucho a las personas platicar en ese idioma, o las voces de los curanderos que alguna vez conocí, o los rituales que presencié, o las conversaciones con los campesinos en la milpa.

“Esa memoria me hace querer escribir tal cual lo escuché. En el camino de la escritura, y sobre todo de la traducción, he aprendido que hay cosas que no se pueden cambiar; es decir, hay palabras del entorno que tienen mucho significado y hay que dejarlas así, en su contexto; por ejemplo, cuando hago la traducción al español, hay palabras en maya que así se quedan, no tienen equivalente, como iswaaj, que si vas al diccionario, dice que es una tortilla hecha con maíz nuevo, pero si la escribes en un cuento, en un contexto en el que los personajes están en la cocina, dices que estaban comiendo iswaaj, y al hacer la traducción al español lo tienes que poner tal cual.

“Hay muchísimas palabras mayas intraducibles, que tienen que quedar así, claro, poniendo el contexto para que se entienda el significado.

“El maya tiene musicalidad, acentos que se ven muy reflejados en el español que hablamos los yucatecos, muchos sonidos onomatopéyicos que nunca he dejado de escribir en mis cuentos. Son sonidos que utilizamos de manera muy común.

“Pero también hay préstamos del español y anglicismos, lo cual no quita mérito a la escritura en lengua maya. Sucede que ésta es una lengua que siempre ha estado viva y en evolución. Justo en el libro de Los hombres espinados hay un cuento que se llama ‘La incertidumbre del viento’, donde la atmósfera trata de un recorrido que los personajes hacen por el desierto de Sonora, y en el lenguaje que utilizan durante su travesía mezclan palabras en inglés, para volverlas mayas. Así es ahora el cuento maya contemporáneo”, concluye el autor.