a eficacia y seguridad de Abdala y de las otras vacunas cubanas contra el covid-19 están más que comprobadas. Esas cualidades en los fármacos son verificadas en América Latina y el Caribe por las agencias reguladoras sanitarias nacionales autorizadas por la Organización Panamericana de la Salud. De las seis autorizadas en nuestra región, la cubana Cecmed ha aprobado el uso de emergencia de tres de los cinco candidatos vacunales desarrollados en ese país contra el covid-19. Lo mismo ha hecho la mexicana Cofepris con esos tres: Abdala, Soberana 02 y Soberana Pl. Abdala se aplica en México como refuerzo desde el pasado 21 de diciembre.
El hecho de que la demonizada Cuba disponga de una agencia como el Cecmed, con ese nivel de autorización en el sistema sanitario mundial no es fortuito. Se debe a su trayectoria en la creación, producción industrial y aplicación masiva de vacunas. No debe sorprender que, junto a Abdala, Cuba haya generado otros dos biológicos contra el covid-19, la primera nación en lograrlo en la región y en lo que conocíamos como tercer mundo. Ocho de los antígenos aplicados en el programa de vacunación de la isla, que alcanza casi 100 por ciento de la población objetivo, son de fabricación propia. A Cuba la respaldan mundialmente reconocidos logros científicos en la biotecnología y 30 años de experiencia en la producción de biológicos. Entre ellos, la vacuna antimeningocócica BC, creada por el Instituto Finlay a finales de la década de los 80, la primera de su tipo a escala mundial para el control de la meningitis B, que recibió la Medalla de Oro de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual. Su empleo logró reducir sustancialmente la incidencia de este padecimiento. Otra digna de citar es la vacuna contra la hepatitis B, que logró acabar con los efectos de este virus en menores de cinco años en 2000. También fue la primera de América Latina y el Caribe certificada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Igualmente importante fue el logro de la Universidad de La Habana junto a investigadores de centros biotecnológicos cubanos, de la vacuna contra el Haemophilus influenzae b. También obtuvo la certificación de la OMS, requisito necesario para poder proveerla a las agencias de la ONU. Fue, asimismo, trascendental el desarrollo por la isla de la vacuna pentavalente contra la difteria, el tétanos, la tosferina, la hepatitis B y el Haemophilus influenzae b, segunda obtenida en el mundo y primera desarrollada y producida por un país de nuestra región.
El prestigioso grupo británico The Lancet Discovery Science publicó en su revista eClinical Medicine un artículo científico sobre la vacuna Abdala, en la que evidencia que es segura, bien tolerada e induce una potente respuesta inmune contra el SARS-CoV-2. La publicación avala el quehacer de los científicos cubanos y la elevada eficacia demostrada por el fármaco a escala nacional (92.28 por ciento). Ya en abril de 2022 se habían aplicado en la isla, entre primo vacunación y dosis de refuerzo alrededor de 26 millones de dosis de Abdala. El Registro Público Cubano de Ensayos Clínicos documenta dos ensayos que probaron la eficacia de la vacuna en niños, niñas y adolescentes cubanos De acuerdo con el Cecmed, Abdala mostró en un ensayo de fase III una eficacia de 92.28 por ciento en la prevención de covid-19 sintomática
, es decir, una eficacia similar a la que tiene con adultos. Acaso la más rotunda prueba de la eficacia y seguridad de las vacunas cubanas contra el covid haya sido el abatimiento de la espiral ascendente de personas contagiadas y fallecidas ante la propagación generalizada de la variante delta cuando, a partir de julio y agosto de 2021, los candidatos vacunales Abdala, Soberana 01 y Soberana Plus recibieron la autorización para su uso de emergencia por el Cecmed. Semanas después de que los antígenos comenzaran a aplicarse a velocidad récord, empezó el descenso de los contagios, hasta llegar a mínimos de nuevos casos y muertes a principios de diciembre de ese año, cuando ya había inyectado a 90 por ciento de su población al menos una dosis. El 20 de septiembre, al comienzo de la campaña de vacunación, todavía enfermaban diariamente más de 40 mil personas y morían 69. A partir de principios de diciembre cayó a 120 la cantidad de infecciones y uno, o ningún deceso al día. Con 90 por ciento de su población mayor de dos años inoculada con inmunógenos propios, Cuba exhibe una de las tasas de letalidad por covid más bajas del mundo.
La isla fue seleccionada por la OMS en 2018 para lanzar la Semana de Vacunación de las Américas en consideración a sus logros para combatir enfermedades prevenibles por vacunación y en el desarrollo de vacunas.
A la sazón, manifestó Tedros Adhanom, director general de la OMS: Cuba no sólo disfruta de tener cobertura universal de vacunas, sino que también produce y exporta estos productos.
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