El espacio, dirigido por Boris Schoemann, celebrará la fecha con la puesta en escena de tres obras
Sábado 21 de enero de 2023, p. 3
El Teatro de La Capilla, creado en 1953 por el escritor, poeta y dramaturgo Salvador Novo (1904-1974), cumple 70 años el 22 de enero. Para celebrar, se presentarán las obras Kiwi, Beatiful Julia y Bashir Lazhar.
Ubicado en la calle Madrid 13, en Coyoacán, La Capilla es reconocido por ser uno de los escenarios independientes donde se presentan obras de teatro contemporáneo nacional e internacional, así como por abrir sus puertas tanto a creadores escénicos de larga trayectoria como a jóvenes dramaturgos.
En La Capilla también se ofrecen talleres de perfeccionamiento actoral, dramatúrgico, de dirección, producción, voz y teatro para adolescentes; además, impulsa el sello editorial Textos de La Capilla, que hasta el momento cuenta con más de 110 títulos publicados, incluyendo los tradicionales Cuentos antinavideños.
Además, es de los pocos espacios independientes con programación teatral de lunes a domingo, lo que en ciertos años ha permitido, antes de la pandemia, que se den más de 600 funciones al año
.
Asimismo en La Capilla, en colaboración con el Centro Cultural Helénico, se presenta la Semana Internacional de la Dramaturgia Contemporánea.
Según Boris Schoemann, quien desde 2001 junto con la compañía Los Endebles se encuentra al frente del foro, es motivo de celebración que un teatro independiente se haya mantenido vigente y activo por tantos años, toda vez que las condiciones son difíciles para que cualquier proyecto teatral independiente perdure.
Semillero de creadores
El escenario de La Capilla siempre ha sido semillero de nuevos creadores, al montar sus obras por primera vez y siendo un trampolín para acceder a escenarios más importantes. Además de coproducciones y residencias, desde hace dos años impulsamos un proyecto integral de formación teatral que dura siete meses, el cual conjuga actuación y montajes
, explicó Schoemann a La Jornada.
Tener una programación de lunes a domingo implica que haya obras que se presenten una vez a la semana y un trabajo enorme de los técnicos
, comentó el también actor.
Con el trabajo que se hace en La Capilla, agregó, nadie se hace millonario, ni los teatristas, ni las compañías, ni nosotros. Gracias a los apoyos se ha podido articular una amplia programación con los precios de entrada más bajos posibles para el público
.
Para Schoemann, “en la mayoría de los espacios independientes del país, así como en los teatros institucionales, ha ido disminuyendo en los años recientes el número de funciones, debido a que se incrementa la comunidad teatral; hay más escuelas y más jóvenes egresados, pero no hay más espacios para presentarse.
Ahora las compañías presentan ocho funciones en un lugar, y luego buscar otro espacio, y luego otro, lo que permite darle circulación a una obra. Por otro lado, los recursos oficiales han disminuido y está más acotado el acceso al financiamiento público
, expresó Boris Schoemann.
Para festejar la efeméride, el 22 de enero a las 12 horas se presentará Kiwi, de Daniel Danis, historia apta para mayores de 12 años sobre una pequeña que debe reiniciar su vida al lado de un grupo de niños de la calle que buscarán la manera de salir adelante. Al concluir la función se develará una placa por 300 representaciones.
A las 16 horas será el turno de Beatiful Julia, de Maribel Carrasco, dirigida a un público joven que trata sobre identidad de género en la adolescencia.
A las 18:30 horas se montará la puesta Bashir Lazhar, que aborda el tema de la migración: Una historia que habla con dulzura y humor sobre la vida, el amor y la libre transmisión y formación del pensamiento
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Salvador Novo fue el artífice al comprar el terreno en Coyoacán
Carlos Paul
La historia del Teatro de La Capilla se inició cuando el escritor, dramaturgo y poeta Salvador Novo (1904-1974) compró a finales de los años 40 un terreno de mil metros que era parte de lo que antes había sido una hacienda, en los límites de Coyoacán, cuando esa zona aún no estaba urbanizada; el terreno conservaba una pequeña, desmantelada y sucia capilla.
Novo, connotado miembro del grupo de Los Contemporáneos, desde el principio concibió ese espacio como un pequeño foro teatral, por lo que solicitó el apoyo del arquitecto Alejandro Prieto y del escenógrafo Antonio López Mancera para crear un proyecto de adaptación del oratorio como espacio escénico.
El autor de Nueva grandeza mexicana no sólo dejó huella por su calidad literaria, sino por su participación en los fenómenos culturales del país en el siglo XX.
El 22 de enero de 1953, el Teatro de La Capilla abrió sus puertas con la obra El presidente hereda, de Cesare Guiolio Viola, que tuvo una temporada de 142 funciones, rebasando las predicciones de Novo, quien vaticinaba de 10 a 12 representaciones.
Después de unos años, y luego de haberse representado obras de autores como Eugéne Ionesco, Jean Cocteau, Eugene O’Neill, Tennessee Williams y Samuel Beckett, los problemas económicos hicieron incosteable el foro, y su creador tuvo que cerrarlo.
De acuerdo con la información proporcionada por el área de difusión de La Capilla, en los últimos años de vida de Salvador Novo el predio fue abandonado y poco a poco se derruyó.
A la muerte del escritor, el 13 de enero de 1974, el teatro fue heredado al médico Salvador López Antuñano. Así, la historia de la segunda vida de La Capilla surge gracias al interés de la actriz Jesusa Rodríguez, quien habló con López Antuñano y llegaron a un acuerdo para reactivar el espacio.
La actriz y dramaturga encontró el teatro en ruinas y dedicó todos sus esfuerzos para volver a levantarlo, de tal manera que en 1980 reabrió con la obra ¿Cómo va la noche, Macbeth?, a la que le siguieron las puestas en escena 13 señoritas y Donna Giovanni.
En los años 90, el foro fue remodelado para adecuarlo a las nuevas exigencias escénico-técnicas, siempre conservando la arquitectura de los años 50, y el espíritu original de ser un espacio experimental y de vanguardia.
Mientras se realizaban esos trabajos de remodelación, como proyecto alterno, el 3 de noviembre de 1990 Jesusa Rodríguez abrió en la misma propiedad el teatro-bar El Hábito, con el propósito de presentar propuestas de teatro-cabaret de sátira política, lugar que años después quedaría en manos de la compañía Las Reinas Chulas, ya con el nombre de Teatro-Bar El Vicio.
Desde 2001, La Capilla es sede de la compañía Los Endebles, dirigida por Boris Schoemann.