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Penultimátum

Dignificar la tumba del Rey del Mambo

D

ámaso Pérez Prado es una de las grandes figuras de la música del siglo XX. Compositor, arreglista y pianista, su obra recibió elogios de Igor Stravinsky, Sergiu Chelividachi, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa y Carlos Monsiváis, por ejemplo. Aunque nació en 1917 en Matanzas, Cuba, fue en México donde a partir de 1948 pudo hacer realidad la música que en su tierra natal no cristalizó. Bien por ser demasiado revolucionaria, o por el veto de las disqueras estadunidenses que definían lo que era realmente cubano en música.

Sus novedosos arreglos musicales primero se escucharon en las películas protagonizadas por Ninón Sevilla, la rumbera sin par. Fueron ella y el cantante Kiko Mendive, quienes convencieron al matancero de venir a nuestro país sin boleto de retorno. Mendive se encargó de llevarlo a la RCA Víctor, a fin de probar suerte con las grabaciones de discos. El director artístico de esa empresa era don Mariano Rivera Conde, al que todavía no se le rinde el homenaje que merece como artífice en la carrera de destacadas figuras de la música.

Aunque Rivera Conde dudó inicialmente de lo que Pérez Prado grababa, pronto valoró su originalidad, y con el sello de la RCA hizo su aparición un nuevo ritmo: el mambo, que se extendió exitosamente por el mundo. Además, Rivera Conde tuvo el acierto de unir en los estudios de grabación a Pérez Prado con otra gran figura: Benny Moré.

Convertido en San Dámaso por los diyéis de Sonido Apoka-litzin, el compositor siempre afirmó que cristalizó sus ideas musicales gracias al apoyo que tuvo en México por disqueras, teatros de revista, el cine y la televisión, pero, sobre todo, por el público y por la alta calidad de los músicos de nuestro país.

que su voluntad era obtener la nacionalidad mexicana y que sus restos mortales descansaran para siempre entre nosotros. Y así ocurrió. Falleció el 14 de septiembre de 1989. Al lado de los incontables arreglos florales que rodeaban su féretro donde fue velado, una manta decía: Nunca te olvidaremos.

Es verdad, perdura su herencia musical, pero no tiene igual suerte su tumba en el Panteón de Dolores. Desde hace tiempo, está en el abandono, convertida en bodega por quienes ahí laboran. En las redes sociales cunde la protesta y se exige a las autoridades culturales y a la Sociedad de Autores y Compositores dignificar el lugar donde descansa el Rey del Mambo.