Mundo
Ver día anteriorDomingo 5 de febrero de 2023Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
Los incendios forestales no dan tregua en Chile
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Domingo 5 de febrero de 2023, p. 19

Santiago. Chile mastica las brutales secuelas que van dejando los insaciables incendios forestales que castigan la zona centro-sur del país: 22 personas fallecidas, 10 desaparecidas, al menos 200 viviendas destruidas, miles de damnificados, 50 mil hectáreas de bosques y campos arrasados; todo esto como resultado de 250 siniestros ocurridos en la semana que culmina, de los cuales 80 están activos, según el balance del Servicio Nacional de Prevención y Respuesta a Desastres (Senapred).

El gobierno –que hizo un pedido de auxilio a México, Argentina, Brasil, Uruguay, Ecuador, España y Estados Unidos para que envíen bomberos forestales y aeronaves especializadas en el lanzamiento de agua y químicos retardantes de los fuegos– decretó estado de catástrofe para las regiones del Biobío, de Ñuble y de La Araucanía, lo cual permite dedicar recursos financieros extraordinarios a la emergencia y movilizar a las fuerzas armadas en apoyo a las brigadas forestales.

Muchas de las víctimas fatales son personas que perecieron calcinadas al interior de sus vehículos cuando tardíamente trataban de escapar, o bien en sus viviendas y también en accidentes durante la huida.

Los bosques que arden son mayoritariamente plantaciones de eucaliptus y pinos, especies introducidas por la industria forestal y que son altamente combustibles, aunque también vegetación nativa y campos agrícolas.

Desde Argentina, el presidente Alberto Fernández respondió a la solicitud de ayuda y prometió enviar maquinaria y personal especializado.

El gobierno chileno está contratando internacionalmente equipo aéreo pesado, con capacidad de arrojar hasta 36 mil litros de agua en una sola descarga, el cual llegará al país entre lunes y martes, mientras bomberos de muchas ciudades viajaban en sus carros bombas hasta los epicentros de la tragedia.

Sin embargo, las condiciones meteorológicas siguen siendo muy propicias para el desarrollo de los incendios: temperaturas muy por arriba de 30 grados –en algunos lugares incluso supera los 40 grados–, humedad del ambiente por debajo de 30 por ciento y vientos con velocidades de más de 30 kilómetros por hora. Debido a estos factores, los siniestros crecen de manera acelerada y se vuelven impredecibles, con llamaradas que avanzan en una dirección pero que, en un instante, a causa de los vientos arrachados, toman otro sentido, lo que anula todo el esfuerzo de contención desplegado, más aún por la diversidad de los frentes de fuego.

El pronóstico para la semana venidera es muy similar, señal de que la crisis está lejos de terminar.

El humo, que durante la mañana de ayer se concentraba a baja altura, impedía que las aeronaves extintoras reiniciaran las operaciones aéreas por la escasa visibilidad, perdiéndose horas valiosas para el lanzamiento de líquidos que impidieran el avivamiento de los fuegos. Esas condiciones prevalecieron casi toda la jornada y muy pocos del centenar de aviones y helicópteros disponibles pudieron despegar.

Algunas escenas de cómo las llamas avanzaban implacables y en segundos abrasaban todo a su paso, entre el llanto y los alaridos de personas que veían arder sus pertenencias, o bien el mugir de los animales huyendo despavoridos por los caminos para no quemarse vivos, resultaban escalofriantes.

En comunidades rurales como Santa Juana (donde hubo 10 vecinos muertos), Purén, Nacimiento y el poblado de pescadores Punta Lava Pié, que durante la noche y en pocos minutos fueron arrasadas por las llamas, sus habitantes deambulaban entre las cenizas de sus viviendas pretendiendo rescatar algo o removiendo escombros con la ilusión de reconstruir pronto.

Ayer por la tarde, la delegada presidencial en la región del Biobío, Daniela Dresdner, resumía que la situación es extremadamente preocupante y explicaba que desde el sur avanzaba imparable un incendio que se extendía en un frente de 80 kilómetros y que abarcaba hasta las 75 mil hectáreas de bosques y campos, mientras el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, reconocía que seguimos enfrentando una situación compleja.

En la memoria colectiva del país está la imagen devastadora de los siniestros forestales ocurridos en 2017, que calcinaron 250 mil hectáreas en un par de meses.