Martes 7 de febrero de 2023, p. 22
Londres. Desde enfermeras hasta conductores de ambulancias, el personal de salud pública de Inglaterra realizó ayer el mayor paro de su historia, en un nuevo capítulo de las protestas que sacuden a Reino Unido por el elevado costo de la vida.
Un personal más seguro salva vidas
y Los aplausos no pagan las facturas
, se lee en las pancartas de los manifestantes a las puertas del hospital St Thomas, en el centro de Londres, en referencia a los aplausos que el personal sanitario recibía durante la pandemia.
Años de aumentos por debajo de la inflación hicieron caer 20 por ciento el poder adquisitivo de las enfermeras desde 2010, afirma el sindicato Royal College of Nursing (RCN). Ya no es posible pagar las facturas de calefacción, alimentación o alquiler y uno de cada cuatro hospitales tuvo que abrir bancos de alimentos para su personal.
La baja remuneración ha provocado que haya 47 mil puestos de enfermería vacantes, lo que agrava la presión y el estrés sobre el personal restante.
En Reino Unido aumenta la crispación social ante una inflación que desde hace meses supera 10 por ciento.
Profesores de educación básica, media y superior, ferrocarrileros y funcionarios de múltiples ministerios protagonizaron el pasado miércoles la mayor huelga del país en más de 11 años.
Aunque cada sector tiene sus reivindicaciones específicas, todos se unen la exigencia de incremento salarial.
El paro de ayer del personal de ambulancias –conductores, paramédicos y telefonistas– es el más grande desde la creación del Servicio Nacional de Salud británico, en 1948.
Steve Barclay, ministro de Salud, visitó un hospital en el suroeste de Londres, desde donde llamó a poner fin a las huelgas.
Pese al caos provocado por las protestas, 59 por ciento de británicos apoyan la huelga de enfermeras, 43 por ciento respaldan a los profesores y 36 por ciento a los ferroviarios, según un sondeo de Public First publicado el pasado miércoles por Politico.