ajo el sello de Grijalbo, está en circulación el libro titulado El regreso al infierno electoral. Las elecciones de 2023 y el juicio final del PRI, que tuve el honor de coordinar. Se presentan allí diversos ensayos que ayudan entender los principales ejes por los que transita la elección para gobernador que tendrá el 4 de junio su momento de verdad ante las urnas. Como todos sabemos, las elecciones mexiquenses, más allá de los clichés, tendrán un ascendente relevante en las presidenciales de 2024. El PRI llega mermado. Sus derrotas a escala federal han sido continuas; desde las intermedias de 2016, el tsunami obradorista de 2018 y, pese haber ido en alianza con PAN y PRD, en 2021, el PRI geopolíticamente se desvanece.
El infierno existe y se instala en la forma de hacer política en el estado de México. El infierno en las grandes tradiciones religiosas es un lugar o condición de castigo eterno. El infierno implica el tormento de aquellas personas o pueblos condenados como el lugar del pecado. En mitologías no cristianas, el infierno es el lugar que habitan de manera turbulenta los espíritus de los muertos malditos. Regresar al infierno electoral es volver a los territorios dominados por el poder desmedido y la mezquindad de retenerlo. El libro referido se inscribe en otro, titulado El infierno electoral (Grijalbo, 2017), que registró el enorme fraude electoral de 2017 que llevó la gubernatura a Alfredo del Mazo, heredero de una dinastía de gobernadores, como si se tratara de una monarquía bananera.
El estado de México es, electoralmente, el Sodoma y Gomorra de la antigüedad remota. Territorio de excesos, permisividad y perversión política. El desenfreno tiene una sola consigna: ganar a como dé lugar, ganar no importa cómo, ni cuánto ni a costa de quién. Dinero, dinero y más dinero son la fórmula perniciosa bajo tres principios del poder mexiquense: la corrupción, la disciplina y el sometimiento. Así ganó Alfredo del Mazo Maza; sin embargo, en la elección de 2017 en el Edomex, el PRI tuvo menos votos que Morena, de la maestra Delfina Gómez. Gana apenas la gubernatura gracias a los votos de sus aliados: Verde Ecologista, Nueva Alianza y Encuentro Social.
El PRI por sí solo no gana. La elección para gobernador en 2023 en el estado de México pone en juego la supervivencia del PRI no sólo en la entidad, sino a escala nacional. Pero sobre todo, se configuran las condiciones y humores políticos de las elecciones en 2024.
El libro está cimentado en ensayos de experimentadas plumas. Son diferentes aristas temáticas que ayudan a entender los intereses, entretelones, apuestas e interacciones de los actores mexiquenses. Desde la historia lejana y actual del llamado Grupo Atlacomulco hasta las amenazas de extinción de un partido invencible por más de 90 años en el poder. Se examinan las apuestas y ofertas de Morena, partido que amenaza con seriedad la hegemonía de una clase política rapaz que se ha impuesto en el Edomex. El lector descubrirá la corrupción política en periodos electorales, el uso proselitista de los programas sociales, en particular el Salario Rosa. El lector encontrará la perversa relación entre el poder político y los medios de comunicación. Se enfatiza en la forma en que el sistema asigna recursos, sean oficiales o subterráneos, así como la discrecionalidad con que reporteros, medios impresos y televisivos son premiados, reprimidos o controlados. Usted encontrará una rigurosa comparación entre las elecciones de 2017 y la de 2023. Morena ha crecido de tal manera que podríamos hablar, de manera poco sana, de una elección de estado versus un oponente que concurre con otra elección de estado. El libro penetra las intimidades del Instituto Electoral del Estado de México (IEEM). Se denuncia acoso laboral y violencia en razón de género, ejercida no por hombres, sino por las mujeres que detentan el poder en la institución. Por mi parte colaboro con un artículo que muestra la sumisión de los órganos electorales en la entidad. Parto de la hipótesis de que el IEEM nunca ha dejado de ser la vieja Comisión Electoral Estatal manejada por el gobierno y administrada por operadores políticos al servicio del sistema.
Los ensayistas son de primera. Periodistas experimentados, como Álvaro Delgado y mexiquenses como Francisco Cruz, Enrique I. Gómez, Tere Montaño e Israel Dávila. Académicos reconocidos como Alberto Aziz Nassif y Gabriel Corona. Hay tres autores de La Jornada, nuestra casa editorial: Fabrizio Mejía Madrid, Julio Hernández Astillero y su servidor. Mención aparte merece la participación de la maestra Verónica Veloz, ex titular de comunicación social del IEEM
El infierno electoral se perpetúa bajo el dominio de una clase política que se ha eternizado por generaciones. El infierno es un lugar gemebundo donde pululan existencias perversas y seres pecadores que han desobedecido las leyes de Dios, pero sobre todo han abandonado la decencia. En el fondo, asistimos en el Edomex a una relación pervertida entre ética y política. El uruguayo José Mujica lamenta el desvío de los principios éticos de la clase política, seducida por privilegios y corrupción del dinero público. El problema, la actual generación de políticos ha empobrecido la relación entre los valores sociales y la representación pública. Enrique Dussel, filósofo, dice: Padecemos una generación de políticos en México que carecen de calidad ética. Buscan enriquecerse y han naturalizado la corrupción al grado de que se ha cosificado y han desnaturalizando a la sociedad.